He estado a puntito, eh, a puntito de enloquecer
pero gracias a mi inmensa pesadez que es mucha, la situación está en standby.
Todo hay que decirlo, mi Pepe ha echado un cable para que la situación no se
nos fuera de las manos. A cada uno hay que darle lo suyo y mi Pepe acumula
méritos por doquier, por ejemplo tragándose el rosario de exabruptos que le
gustaría desembuchar en ciertos momentos críticos cuando su santa, es decir yo,
pierde el norte y se precipita al sur en caída libre y sin encomendarse tan
siquiera a la Virgen de los buenos libros.
Y no es que yo pierda el norte con facilidad, de
hecho soy poco asidua al norte, pero las circunstancias a veces me ponen al
borde del abismo y esto es lo que me ha sucedido días pasados cuando muy de
mañana, tan de mañana que las farolas seguían siendo sostén a más de uno que
salía de esos antros que no duermen, pues bien, me dispongo a sumergirme en mis
hábitos de cibernauta a gogó y el ordenador me hace una pedorreta. No la doy
importancia por mi carácter benévolo, y continúo insistiendo y el ordenador
erre que erre. Ya harta de tanta pedorreta mañanera pillo por el pasillo a
Peluche pequeño y le digo muy suave (a este mío Peluche tienes que ir como la
seda o te manda a tomar café sin que se le despeine una pestaña) “Hijo, el
ordenador dice que no hay WIFI, ¿tú podrías hacer algo?” Como está dormido, me
hace caso y toca no sé qué, pero mi intimo amigo WIFI se cansa, se estresa, el
caso es que mi ordenador me sigue pedorreando. Total, decido ser positiva,
nunca negativa, me olvido de Google y me pongo a escribir. Pero, claro, siempre
escribo con el diccionario de sinónimos y antónimos abierto, pero como no hay
WIFI, se hace visible mi léxico tan lejano, a años luz, de mi envidiable Luis
Mari Anson, de los hombres que más ennoblece a la lengua castellana por su
riqueza lingüística y, chicos, que una maquineta te saque los colores y que te
diga a la cara lo pobre que eres expresándote pues fastidia y mucho. Así que
decido en mi incipiente desesperación despertar a mi Pepe que estaba
orquestando junto a Perro una sinfonía de broncos ronquidos, me manda a tomar
vientos y sigue durmiendo sin despeinarse. Entonces ante la impotencia,
comienzo a tocar aquí, allá y al más allá, y nada. Se levanta mi Pepe y remata
la faena. En ese punto creo que ya no había WIFI en kilómetros a la redonda,
pero como mi pesadez puede ser peor que una mosca cojonera, mi santo Pepe se va
con Perro a la tienda de informática. Allí al pobre, igual que le venden kilos
de tomates a por mayor, le venden un aparato que supuestamente hace llegar el
WIFI hasta Marte si es necesario. En esto, se había vuelto a hacer de noche y
aparece Peluche pequeño y le enrolamos a
nuestra causa y toca aquí, toca allá y parece que unas leves y tímidas hondas
vuelven a entrar en el dulce hogar de los GarciQuesos. Nos vamos a la cama tan
felices y como yo, cuando estoy a las puertas de publicar novela, por magia
potagia se me evapora el sueño, pues me levanto y el ordenador me escupe
pedorretas por doquier. Me pongo en el ordenador de mi Pepe, se lo bloqueo. Me
pongo con mi tablet, la desconfiguro. Cojo el móvil, lo desvirtúo… A estas
alturas de la película, entendedme, mi cabeza estaba más agitada que el
sonajero de un bebé. Ya no tenía chismes tecnológicos para cargarme y me puse a
velar el sueño sinfónico de mi Pepe en espera que abriera el ojo. Lo abrió y
después que le explico mi problemática, me dice abruptamente “Qué te den por el
florero… Si eres una inútil, yo no tengo la culpa” Y se mete en la ducha. Debió
pensar que desapareciendo bajo la lluvia el asunto se había finiquitado. Abre
las correderas tan lavadito y fresco y allí estaba yo en un mar de lamentos.
Apenas le dejo tomar un café de esos que me salen malos a conciencia y se va a
la tienda de informática cargando con seis kilos de ordenador, el chisme de las ondas que
supuestamente tendrían que llegar a Marte, y yo. El empleado suspira sin perder
sonrisa blanca (en estos casos esas sonrisas falsas hasta se agradecen), mira mi
ordenador y dice que está sano. No tiene colesterol, tensión estupenda,
tiroides equilibrada y el problema reside en los tabiques de la casa: reprimen
el WIFI. Mi Pepe en un hilillo de voz y temiendo que su santa, es decir yo, decidiera tirar las
paredes con tal de tener WIFI pide encarecidamente que le explique por enésima
vez cómo funciona el chisme de las ondas. Volvemos a casa con los seis kilos de
ordenador y repite operación de tocar aquí, allá y más allá y ¡Milagro! Google
aparece dicharachero y juguetón… Beso, abrazo, achucho a mi Pepe y el muy borde
me vuelve a decir “Que te den por el florero”
A estas alturas más que supuesta escritora, soy un
jardín de flores… pero con WIFI.
6 comentarios:
No es que te vea muy ducha
con la informática
y Pepe es más que un chulito
de ciencia cuántica,
mas te ruego, compórtate,
no seas maniática
y con la Wi-Fi no luches,
quédate estática
o te veré en una clínica
neuropsiquiátrica
¡Ay mi Lola, cuánto la quiero!...
Besos.
Jajajajajajaja. eres único, don Juan José
¿La segunda novela ya? ¡Madre mía! ¡Vaya marcha que llevas! jaja... Claro que tienes materiales acumulados para escribir una docena más, por lo menos.
Me alegro un montón que haya gustado la primera, y por defraudar no te preocupes, jeje... ya sabes que Saleta (mi Saleta) piensa que el ego, como imagen propia, es tan solo un reflejo en el espejo, jeje...
Me encanta el titulo de la nueva, "Mujeres descosidas". Es fuerte e insinúa tener mucho zumo de calidad. Te deseo tanto éxito o más que con "Sevilla... Gymnopédies".
Un beso enorme. Yo sigo teniendo arábica de Costa Rica. Soy bastante predecible, jaja...
PD) Te mando la URL del blog de Saleta, por si quieres echarle una ojeada. Es este:
http://lospapelesdesaleta.blogspot.com.es/
Gracias, amiga.
Ya vi que entraste la primera.
¡Nunca nadie fue tan bienvenida!
Besos posvermú, jeje.
Saleta.
Otros harían al contrario que tu Pepe, poniéndose a tu disposición encantados para terminar no haciendo nada. Mucho más de agradecer la forma de proceder de tu santo, aunque te mande a que te den por el florero.
Súper divertido tu relato. Me he reído un montón. Enhorabuena por tu talento para escribir con tanta gracia. Me encantas MariAngeles Cantalapiedra. Saludos!!
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