Hoy, una luz convertida en ceniza se cuela entre
los andamios de hormigón, un Madrid en sepia envuelto en una niebla que, lejos de ser fría, es una tierna espuma
blanca. Me subo al autobús y el gentío me zarandea de un lugar a otro hasta que
arranca el bus, y mi cuerpo se queda aprisionado entre otros cuerpos; cierro
los ojos, esas masas me asfixian y trato de evadirme…
Unas voces alegres y glotonas se aposentan a mi
lado. Unas ríen y otra dirige la orquesta. Es la voz de Damián que cuenta a sus
contertulios improvisados que tiene en el cajón varias medallas: oro, plata,
con diamantes, guardadas a buen recaudo
por si las necesita vender. Los tiempos aprietan en los zapatos de este
jubilado y, quién sabe, si esos pequeños tesoros algún día le sacaran de un
apuro. La orquesta ríe ante la ocurrencia atinada de Damián y éste continúa su
alocución animado, satisfecho de quien ha tenido a bien valorar y premiar su
fidelidad. Y es que este anciano, cuyo rostro no atino a ver por ser el bus más
bien una lata de sardinas, es nada más y nada menos que el socio número sesenta
y seis de su club favorito. Claro que reconoce que este año no ganarán la liga,
¿y qué? Tantos trofeos atesora su club
que por un año que no esté en la cúspide no pasa nada porque Damián sentencia “El Real Madrid es el mejor
club de la historia pese a quien pese “Los tertulianos, después de vaporizarnos
con sus risas, aciertan a darle la
razón.
El bus pega
un buen frenazo, pero nadie se mueve, es imposible. De pronto, como si el
vehículo necesitara aire para poder seguir su cauce, abre sus compuertas y
algunos salen disparados, entre ellos Damián. Ahora le veo el rostro pues él se
da la vuelta para despedirse de sus compañeros de viaje. Una boina calada hasta
las cejas para que el frío no entre en
su sesera. Unos ojos de conejillo
avispados, y una enorme sonrisa despide a esos contertulios accidentales porque, el
bus, es lo que tiene, si abres tus compuertas personales, no sólo encontrarás incomodidades
en días de rebajas, también hallaras conversaciones amables, palabras que
estimulan en horas en que el gris es el rey, y no es precisamente la niebla
glotona, sino el ánimo de los españoles. Respiro
profundamente y he llegado a mi parada… ¡Hasta otra, amigos!
1 comentario:
El fútbol da mucho juego en las conversaciones, sobre todo masculinas.
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