“Discutir, disputar sobre
distintas ideas… Luchar, forcejear para escapar de una situación apurada”
Me encanta debatir, me gusta cómo nos desmelenamos cuando
defendemos nuestras ideas y sacamos de nuestras mazmorras ese otro yo callado y
prudente. Me irrita cuando tenemos que proteger nuestra honorabilidad por
falsos testimonios o malos entendidos porque es probable que caigamos en la
tentación, no solo de perder los papeles, sino además en una afrenta de “Y tú
más” porque la palabra Mentira (Expresión o manifestación contraria a lo que se
sabe, se cree o se piensa) aparece con su guadaña particular a cortar
por las bravas una verdad, un diálogo, un consenso, un respeto, tal vez una
amistad.
Debatir es necesario siempre. Para conocer a las
personas, para aprender, para darte cuenta que puedes estar errado o errado con
quien debates. Debatir es un ejercicio sano para aclarar ideas, malos
entendidos, para exponer un programa de vida con otros contertulios, para ser
generoso, para ser abierto y respetuoso con otras ideas que no son precisamente
las tuyas.
Es difícil debatir. No hay que ir muy lejos para darnos
cuenta de ello. En tu familia, con tus amigos, se puede llegar a verdaderas
enganchadas que terminas enfadado, cabreado, con la mosca detrás de la oreja
rumiándote mientras duermes.
Anoche me volví a sentar cómodamente en mi sillón para
ver un debate televisivo. Saboreaba mi verdejo mientras desgranaba mis
sensaciones y percepciones que me provocaban dos señores que podían dirigir
próximamente nuestros destinos durante cuatro años. Aquello no fue debatir pues
no supe sus programas gracias a un inepto moderador que no supo imponerse,
poner orden y guiar a los contrincantes. Uno, entre las cuerdas, otro, venga a
darle puñetazos hasta llamarle mentiroso y corrompido, tan fuera de sí estaba
que perdió los papeles. Una vergüenza haber asistido a un debate en el que no
clarificaron sus posturas sino, simple y llanamente, se sacó la basura sin
reciclar, y el hedor que nos dejó difícilmente lo podamos quitar cuando llegue
el 20 de diciembre.
PD Me fui a la cama con mi perro. Es mucho más divertido.
2 comentarios:
No perdí mi tiempo viendo a esos dos.
Con los años uno aprende...
Besos.
Yo no lo vi, ya sabes mi opinión: Ahora si he de debatir con alguien es conmigo mismo, a la vista de lo hecho y observado, hasta dilucidar si hay alguien en quien confiar. No sé donde encajar mi pensamiento, quién podrá representarme, en quién delegar mi minisoberanía nacional con mi voto, no veo que nadie presente un proyecto de futuro para la sociedad que coincida claramente con lo que pienso... y luego, cuando ves que alguien se aproxima a ello, acabas sospechando que te engañan.
Pero, a pesar de todo, seguiré arriesgándome.
Felices fiestas
Publicar un comentario