No lo tenía
previsto. Me senté en el sillón como tantas veces, cogí mi blog de notas para
repasar los datos de la novela que estoy escribiendo cuando se me ocurrió
encender la televisión. Muchas veces lo hago porque siempre encuentro alguna
ráfaga de aire fresco que aligere mis ideas; esta vez no pudo ser. Doña Puri se
instaló en mí…
Me quedé clavada
delante de la pantalla mirando al hombre de moda, del que dicen de todo. Un
tipo de mirada directa, como si estuviera dispuesto a que
lo desarmaran, desnudaran, y los allí presentes encendieran el ventilador para
airear todo lo que encontraran de aquel hombre; él, sin inmutarse, se le notaba
por la postura en la que estaba sentado, por su actitud irónica y sabiéndose
con la verdad en su cabeza bien limpia y peinada. No perdía los nervios, ni la
actitud; las cámaras le conocen, le enfocan, y él se deja querer por ellas. Responde, habla,
comienza su monólogo. Sí, sentí que era un monólogo de alguien que, mientras
responde, suelta su discurso academicista, al estilo de estar dando clase para
un aula infinita.
Tiene encanto,
una figura novedosa, rompedora, no al uso de un político clásico, no. Y él sí
que enciende el ventilador para, sin alterarse un ápice, ventilar con sus aspas
demoledoras la porquería acumulada durante tanto tiempo. Lo hace, lo sabe
hacer, se lo sabe de memoria.
Mientras le
escucho pienso en el poder, ese puesto al que la clase humana se rinde con
pleitesía, encadenado a su yugo con placer y deleite, y al que termina traicionando porque pierde
por el camino la honradez, porque en él crece el despotismo. Siente que es
dueño de todos y de todo.
Dejo mis
pensamientos y los ojos se vuelven a centrar en ese hombre. Es joven, tiene
gancho y dice verdades, el tandeen perfecto para multitud de desengañados entre
los que me encuentro yo, sin embargo, hay algo en él que no me convence. Tal
vez para un aula, una manifestación, una reunión…, sí, pero no para ser la
oposición de un país y menos dirigirlo. Aún le falta, le falta mucho. A lo que
aspira este muchacho en forma de hombre, de maneras abiertas que maneja
supuestamente muy bien la empatía, que hace los gestos oportunos para que su
interlocutor sienta que es escuchado y,
por supuesto, respetada su opinión a la par que se la tiene en cuenta…, pues a
lo que aspira es a cambiar una España malherida, perdida, desestructurada,
quemada, chamuscada, cabreada y no sé cuántas cosas más.
¡Loable, querido
Pablo!, pero yo, una ciudadana corriente y moliente, que puedo ser desde la
señora de la limpieza del edificio Winsord, la dependienta de unos grandes
almacenes, la madre de familia que necesita curre porque no la llega para
terminar el mes o, si me apuras la recién licenciada en ingeniería mecánica que
quiere su primera oportunidad en el mercado laboral…, o, también, la mujer que
tiene un pequeño negocio en el que ha invertido todos sus ahorros y no sabe
cómo atraer a los compradores para que sus sueños no se vayan por el retrete, o
la mujer que no puede pagar la hipoteca…
Todas nosotras, te decimos, aún sin entender mucho en estas cosas del gobierno
y que aspiramos tan solo a vivir lo mejor posible, a tener salud, dinero y amor,
estimado Iglesias, que aún no es tu momento. Necesitas más experiencia, más
rodaje, más engranaje. Un país como el nuestro, tal y como es hoy, tu voz
refrescante, ilusionada, henchida de honradez, se agradece mucho, pero mucho.
Sin embargo, tal como te decía, España, los españoles, ahora necesitamos, además de limpieza, de
volver a creer, necesitamos una armadura
potente, brillante, fuerte, sólida que sepa sacarnos de este pozo de lágrimas
amargas, rebotadas, cabreadas y pobres, aún muy pobres.
Señor Iglesias,
la Puri de turno (es decir yo representando a muchos, muchísimos que necesitan
de gente como usted) le recomiendo que siga insistiendo, aprendiendo y que
dentro de un tiempo largo, volvamos a hablar.
Atentamente
Puri
4 comentarios:
Pues ya me dirá usted, mientras este chico se dota de "...Una armadura potente, brillante, fuerte, sólida que sepa sacarnos de este pozo de lágrimas amargas", quién asume el Gobierno del país.
En la memoria de Puri(que seguro conserva intacta) hay dos partidos que no creo que se la vuelvan a colar, si es alguna vez lo hicieron. Y el resto, andan todos del 5-7% hacia abajo.
Así que, concluyo, no me imagino como piensa formar un Consejo de Ministros sin los chicos del Sr. Iglesias.
Un saludo.
Ay Mª Angeles, qué identificada me siento con tu escrito...!!! Lo cierto es que a mí me pasó algo parecido, normalmente prefiero ver una peli que estar escuchando voces altas y tomaduras de pelo pero ayer, me enganché!
Ciertamente el "coletas" tiene carisma, le pone una pasión a sus argumentos que se contagia y parece honrado como pocos políticos transmiten hoy en día pero no sé si pondría en sus manos una España herida... el fondo me convence, sin duda, pero estoy de acuerdo contigo en que quizás le falta rodaje y espero que en ese camino no pierda el entusiasmo, los papeles ni el sentido común que nos hace llegar hoy.
Un abrazo!!
Miedo, es miedo
Es, realmente, miedo.
Tengo la misma sensación que para cambiar una lampara a un vehículo último modelo!!!
Los peperos le han servido la victoria a Pablo Iglesias, como se las ponían las carambolas a Fernando VII. Las encuestas muestran el desencanto por lo conocido, más que el encanto por unas promesas de La Arcadia.
Besos al pie del fuego.
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