Me acabo de deprimir.
He leído la prensa y ésta me lo ha contado con pelos y señales. Mis expectativas
dominicales se dividían en tres fases y la primera ya he fallado: ganar
eurovisión bailando en la lluvia… Y no hemos ganado. Pero claro, ¿cómo vamos a
ganar si no ha llovido y “la calor” no nos ha dejado dormir esta noche?
La segunda está por
ver, hasta esta tarde no sabré si mi Atleti es campeón de liga o seguimos
dilatando la emoción y dando oxígeno al Barça. He tratado de memorizar las
posibilidades que se tienen que dar para que mi amor colchonero se suba esta
noche a la fuente de Neptuno y grite ¡Somos los reyes del mambo!, pero soy
incapaz, así que me pondré la radio y que Pepe Domingo Castaño me vaya
desgranando la margarita mientras rentabilizo el tiempo y doblo calcetines con
su posterior colocación en el compartimento correspondiente. Porque las tardes
de domingo están para eso: perderse en el limbo, o ser hombre/mujer mentalizado
que todos los días somos un poco “Marujos”.
Nada que contaros
con los nervios que afloran pensando que el miércoles el Sevilla puede hacerse
con la otra copa y mandar a tomar pepinillos al Benfica demostrando que, de la
crisis no salimos tan fácilmente, ahora bien, ahí está la pelotilla una vez más
para que España saque pecho. Y es que lo nuestro, está claro, que es cuestión
de pelotas: o las de Nadal, o las de nuestros equipos de futbol, pero el
español con sus pelotas sí o sí.
Claro que ante tanta
incertidumbre dominical, prefiero evadir mi mente e irme al 24 de mayo… No
resuelvo mucho porque aunque esté feliz que gane quien gane, una copa nos
traemos a casa, me gustaría, con permiso de los ricos de la familia que son los
del Real Madrid, que ganara mi Atleti porque mi equipo no tiene un Ronaldo, ni
tampoco dinero, pero tiene amor propio, un par de pelotas e ilusión a raudales…
Fijaros no sé si llamar a Florentino Pérez a comentárselo a ver qué le parece…,
no sé. En fin lo mejor es que me vaya a poner una lavadora y a hacer una tarta
a mi cuñada que la he invitado a comer y aunque llevamos años de sutil
convivencia a las cuñadas hay que tenerlas en observación y siempre contentas…
Estoy pensando que nunca he hecho una tarta, pero seguro que algo me sale, ¿no?
Todo menos ponerme puertas al campo.
¡Feliz domingo,
amigos!
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