lunes, enero 06, 2014

EL GLOBO MÁGICO

A veces suceden las cosas y por más que te empeñes en encontrar una explicación razonable, no la encuentras; Lo mejor, entonces, es  dejarte llevar…
Todos los años al colocar los regalos de reyes pongo como guinda a la decoración globos de colores. Ayer, antes de ir a ver la cabalgata, fui a comprar los globos y me fue difícil encontrar unos bonitos; entre que llovía, la gente se había volcado en las calles ignorando el agua, la niebla que bajaba “mágica” confundiéndose entre los focos de la televisión, las luces…, hasta que entré en una tienda extraña. Digo lo de extraña porque ahora recapitulando todo, me doy cuenta que aquella mujer gorda de brillantes ojos me quiso decir algo que yo en ese momento no entendí:
-Sólo me quedan globos para gente que se quiere. Están en oferta.
Al escuchar la palabra oferta, no lo dudé y los compré. Esta mañana me levanté a las seis a inflar globos (la gente en mi casa este día madruga y mucho) y me di cuenta que en los globos ponía por todas partes “Te quiero”
Después de desayunar, aplaudir cada regalo abierto, siempre cogemos los globos y los tiramos al jardín para que jueguen los niños con ellos. Pues bien, después de todo eso, cogí a mi perro y nos bajamos al jardín y aquí es cuando comienza lo inexplicable…
Uno de los globos estaba en la puerta del portal; al comenzar a caminar Frost y yo me di cuenta que el globo venía detrás de nosotros. Daba igual por el rincón que fuéramos, él venía tras de nosotros y justo se paró cuando fuimos a entrar de nuevo en el portal. Lo miré y al  ir a agacharme, él se elevó hasta la altura de mis manos.

Aquí lo tengo en la mesa donde escribo diciéndome… “Te quiero”

1 comentario:

Codorníu dijo...

Qué bello, qué bonito... Es un precioso cuento de Navidad.

Gracias, amiga.

Es la hora del vermú. Me acordaré de ti cuando lo tome.

Chin, chin.