domingo, enero 05, 2014

CARTA A LOS REYES MAGOS

Uno de los hábitos que consideraba sanos era que, al levantarme, con el primer café leyera la prensa; sin embargo hace poco descubrí que las primeras lecturas siempre van encaminadas a leer las atrocidades que comete el ser humano (sean violaciones, matanzas, parricidios y demás…).
Dentro del horror de semejantes noticias, he sido consciente de la tendencia a “la carnaza” de mi propio ánimo. ¿De qué sirve denunciar la actitud de los demás si tú, en cierto modo, haces lo mismo siendo espectador como en la época de la guillotina la gente se personaba en las plazas para asistir al espectáculo? ¿En qué se ha avanzado en cuanto a actitud de las personas desde la época de los romanos, por ejemplo? En nada. Cambian los modos pero no las maneras.
Entonces, la siguiente pregunta que me formulo como “una posible creyente”, ¿cómo Dios sigue permitiendo semejantes barbaries? Ciento veinte perros devorando a un familiar, mujeres matadas a pedradas, niñas prostituidas, niños muriéndose de hambre…, las primeras atrocidades, por ejemplo, que me vienen a la cabeza y, a cambio, muriendo gente buena; sé que es una reflexión infantil, pero estoy convencida que muchos como yo se la hacen.
¿Por qué habiendo tantas acciones buenas por parte del hombre, apenas brillan? Recuerdo mis primeros trabajos en Madrid, la sensación que tuve al toparme con esa otra realidad tan abrumadora, pensé que por fin había bajado de la nube protectora en que la sociedad me había beneficiado, y que me daba una oportunidad para cambiar mi actitud; no digo que aquellas experiencias no me calaran, me calaron y mucho, sin embargo, al cabo del tiempo me doy cuenta que no es suficiente, que nuestra conducta ha de estar en permanente alerta porque los vicios son infinitos y la insensibilidad crece como la mala hierba en nuestro carácter social (tanto nos acostumbramos a ver las aberraciones que terminan por ser algo más de nuestra vida cotidiana)
Hoy, cinco de enero, es para mí el día más bonito del año; mi familia me transmitió el espíritu mágico de la ilusión y la inocencia y, así, he tratado de transmitírselo a mis hijos. En mi carta a los Reyes Magos de última hora pido fuerza, ánimo, alegría para todas esas personas anónimas, que son millones, y que entregan su vida (sin pedir nada a cambio) a los demás.

¡Feliz día de Reyes, amigos!

2 comentarios:

Nómada planetario dijo...

Seguro que sus majestades de oriente se hacen eco de tus peticiones. La agenda mediática se rige más por el criterio de caja/audiencia que relevancia social de la noticia.
Besos ligeros como el carbono.

Micaela dijo...

Feliz día de Reyes y Feliz año 2014.Me encantaría tener una barita mágica y cambiar todas las cosas del mundo que son injustas y nos duelen. Un fuerte abrazo.