Ella es… Ella es de trigo maduro, recuerdos
surcando su piel blanca. De lustres rizos al viento mientras las sombras
planean en su presente.
Ella es roca, de silencios recorriendo
lágrimas que se escapan de sus ojos dorados.
Ella es aire que se respira cuando a su árbol
te acercas. Es palabra, es verbo, es letra sabia por tanto leído.
Ella es mujer, es niña, es todo a una vez… por
eso brilla aunque el cielo esté nublado.
Ella es timón aunque a veces se pierda en la
mar revuelta. Desfallece, sí, pero pronto vuelve a resurgir entre las aguas
revueltas porque es mujer de grandes esperanzas, porque es anhelo, porque es
verdad… Tanta dignidad que se convierte en bondad para todos y nada para ella.
No hay quejas en su gesto aunque la tormenta
arrecie y los plomos se fundan.
Ella es sonrisa, es calor, es dulzura… Ella es
amiga, es hermana pero, sobretodo, hija. Hija de su madre, hija de un tiempo
que la toca vivir que, aunque no guste, prende en su solapa el coraje que a
muchos falta.
Ella es Teresa, Mayte, Maitechu…, da igual
como la llames, a todos responde porque siempre, siempre, tiene algo para dar.
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