sábado, octubre 26, 2013

SIN TÍTULO, NO HACE FALTA

Dicen que el ser humano sólo muere cuando se le olvida…
Hoy he salido a pasear con el perro y he llegado hasta la plaza; los puestecillos de flores estaban repletos de crisantemos, y he sido capaz de verte detrás de la bruma amarilla de esa planta herbácea, suspendida de la nube negra que aún tintineaba agua.
Nietzsche sostenía que la grandeza de una persona se medía por la cantidad de verdad que era capaz de soportar, y tú, mi querida amiga, respirabas grandeza; tus silencios era una forma más de hablar, de expresar tus sentimientos. Añoro tanto tu compañía que, aunque ya no duele tu ausencia, no sé cómo llenar tus huecos. Hay días como el de hoy que según camino voy ordenando tus recuerdos, los poemas que marcaron los caminos de tus sueños y, a veces, cuando temo que tu imagen se fugue de mis ojos, evoco tu sonrisa, tus ojos colgados en cualquier nube.
…Recuerdo aquella vez cuando disipamos entre valles asturianos un pueblecillo suspendido en una cumbre y las dos pensamos lo felices que seríamos allí, tú con una máquina de coser, y yo enredada en letras, verbos, y frases sin fin…, las dos al calor de un brasero en una mesa camilla. Por la ventana veríamos pasar las vacas, la lluvia transitar por callejuelas rumbo al valle… Los amigos son irrepetibles, ninguno sustituye a otro, mal que nos pese para que la nostalgia deje de abrazarnos.
Tratamos de vivir por ti, aunque hay momentos que lo que estoy viviendo tú jamás lo aprobarías porque eras mujer de sosegada calma, de susurros a media tarde, de corrillos pequeños, pero sé que  sabrías disculparme porque ante todo eras mujer de bondad, y de tratar de comprender los deshilachados entresijos de una persona.
Cuando tu luz se apagó y te crecieron las alas de ángel, supe que siempre estarías ahí, mi chica de la playa de Arnía, velando por todos, sonrojándote por mi caradura, conteniendo la risa, y que nunca desaparecerías de nuestras vidas.

Tu amiga del alma hoy lleva tu pesada mochila, y yo trato de que tu estrella siempre ocupe el lugar que la corresponde porque… el ser humano sólo muere cuando se le olvida y aquí te recordamos cada día.

5 comentarios:

Rosa M. Arroyo dijo...

Bendita sensibilidad la tuya, querida M. Ángeles, que es capaz de expresar con tan buen hacer literario la ausencia dolorosa de la amiga de esta manera exquisita, delicada y tan llena de amor.
Te abrazo muy fuerte.

TORO SALVAJE dijo...

Hoy un abrazo.

Ánimo.

Maria Coca dijo...

Es cierto: sólo muere aquello que se olvida.

Precioso homenaje. Seguro que ella sonríe, allá donde esté. Allá donde tú la piensas.

Un abrazo enorme.

MarianGardi dijo...

Cuando un amigo se va, algo se muere en el alma. Como dice la canción.
Siempre nos hacen falta y cuando va pasando el tiempo aún más.
Un fuerte abrazo

Xarnego dijo...

Cualquier remor de mi entorno,
el animal más peculiar,
que me mira exhorto,
me hace pensar que tal vez,
detrás de todo, eso no sea casual,
o tal vez la necesidad de cubrir tanta ausencia irreemplazable.

Un placer haberte leído.