viernes, septiembre 13, 2013

SIMANCAS

Ayer fue un día loco; las nubes iban y venían, eran de todos los colores. El viento hizo de las suyas, y zarandeó a las copas de los árboles hasta dejar el césped con miles de mariposas en forma de hoja. Pero llegó el sol, con más fuerza que ninguno, y arrasó con toda mancha pintada en el cielo. Éste terminó azul, pero de ese azul sospechoso y traicionero que esperas  que sea dulce, pero no, se ha aliado con el aire cargado de menos grados. Tú, ingenua, sales al jardín esperando entibiar tu piel fría, y aún se te hiela más… “Pero si es septiembre” Te dices al no comprender estos humos que son de otoño, no de ahora. Esperas, y el tiempo no te engaña, simplemente son jugarretas de un clima maltratado. Al cabo de las horas, el viento vuela y la calma vuelve.
Ha caído la tarde zumbona entre silencios y aguas camino de su destino; miras al cielo, y la noche es la que viene, cargada de estrellas y con luna en cuarto menguante. El azul te hipnotiza,  teñido de rojos lejanos, añiles oscuros, y un negro que no acaba de ser tal.

En la lejanía se escuchan las tracas finales de unas fiestas que se acaban; Simancas se apaga al abrigo de su historia. Mañana, será otro día.

1 comentario:

Maria Coca dijo...

Sensaciones pobladas de luces y colores. Preciosos destellos de belleza junto a un lugar que bien merece una visita. Simancas siempre espera, vestida de domingo.

Un abrazo.