sábado, septiembre 28, 2013

LAS CASTAÑAS DE PILAR

Ayer fue mi cumpleaños; un año más. Pilar me había traído castañas de Galicia; tienen el color del chocolate y a poco que las atuses, el castaño brilla aún más… La verdad es que según las saqué de la bolsa me susurraban “Cómeme”. Pensé en mi madre que opina que una castaña bien asada, además de un manjar, su calor entre las manos es reconfortante, y el aroma que despide es una delicia.
Sin embargo, me daba pena comernos las castañas…, a veces soy así de estrambótica. Las miré, las remiré, y entretanto comenzó a llover; un autentico día otoñal, así que sin más dilación decidí que antes de comernos las castañas, este sencillo fruto del otoño sería el perfecto anfitrión de una tarde de amigos, risas, regalos, besos y bromas. En el lavabo del baño puse a forma de trébol un pequeño nido de castañas; en el hall de la bodega otro nido y, por último, en la bodeguita de la Lola, castañas en la barra, castañas al lado de La Esperanza de Triana.
Todos se dieron cuenta de su presencia alabando la idea aunque la lluvia por no abandonar a las castañas seguía en sus trece cayendo, eso sí, silenciosa, en un suave vaivén que cada vez que salías a tomar el aire te acariciaba, bueno, me acariciaba a mí porque mis amigas maldecían su presencia.
Fue un día bonito, de esos que cuando en el invierno te sientes al calor de una mesa camilla y la nostalgia me invada por la lejanía de mi gente, me gustará recordar como aquel veintisiete de septiembre al abrigo de unas humildes castañas, y con la luz de las velas parpadeando al lado de mi virgen, unos cantaron “el cumpleaños feliz” y otros la salve rociera, por cierto, muy mal, con muchos gallos y loros de por medio.


PD. Por cierto me regalaron un tarjetón que versaba lo siguiente: “No te pongas triste cuando nadie se da cuenta de todo lo que haces bien. Después de todo, el sol da un espectáculo precioso al amanecer y, sin embargo, la mayoría de la gente están durmiendo (no es tu caso madrugadora)” Fue el colofón para un día entrañable.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Mecachis! Me ha pasado como en eso del sol. Pero bueno... Por fortuna, he llegado a tiempo, porque siempre hay 24 horas de gracia.
Muchas felicidades, amiga.
Sigues escribiendo como los ángeles. Ojalá sea por muchos años.


(No te invito a café ni ron, porque ya sabes que voy de hípertenso; pero siempre habrá un zumito, jaja)

Besos

Buenos dias con Poesía dijo...

Que de tiempo sin pasar por aquí. Felicidades!