jueves, febrero 28, 2013

EDUCAR, EDUCARNOS


Tengo grabado a fuego las palabras de una madre cuando hace años fui a recoger a uno de mis hijos a un cumpleaños.  Nada más abrirme la puerta aquella mujer, yo me identifiqué, y automáticamente me escupió a la cara sin ningún miramiento “A tu hijo hay que lavarle la boca con jabón”… Y a mí me dieron ganas de llamarla “Maleducada”; al llegar a casa, con todo el dolor de mi corazón, metí en la boca a mi niño dos gotitas de jabón; la verdad es que nunca le oí palabra malsonante.
Esto viene a cuento de un artículo que acabo de leer sobre los churumbeles monstruos que está creando la sociedad actual con la modernez, muy mal interpretada por los estamentos que vigilan la protección de los rapaces… La infancia ya me queda lejos, pero me he sonrojado al leer que se interpreta como una agresión, por ejemplo, el que un profesor quite a un chaval el móvil en clase. Sin embargo, los profesores están expuestos a vejaciones, desobediencias, empujones… por parte de los alumnos, pero ¡Ojito! que un profesor se pase un ápice con el alumno, la caja de los truenos caerá sobre él.
Claro que no se enseña pegando, y sí dando ejemplo, en casa en el primer lugar, y en los colegios, pero ciertos castigos correctivos deberían imperar para que esos chicos aprendan normas y respeto, hacia ellos y hacia los demás.
Pero, no hay que olvidar, que la sociedad actual no es un buen ejemplo para estas criaturas, comenzando por muchos padres, por mucha gente mayor que se salta a la torera ciertas reglas de urbanidad simplemente por el hecho de cómo son mayores pueden permitírselas, y ya no decir programas televisivos que transmiten lo peor de las personas, los instintos más rastreros y terminando, cómo no, por los políticos que nos han caído, por desgracia, que roban, separan unos a otros, que no respetan las disciplinas de partido, que no tienen límites en su verborrea a la hora de defender sus supuestas ideas, aunque todos sepamos que son mentira… En fin, que me estoy empezando a convencer que tenemos lo que nos merecemos en muchos aspectos de nuestra vida.

Solidarios, una palabra hermosa, completa, firme… Mostrar más las acciones buenas, que hay muchísimas, sería otro de los caminos, ¿no os parece?

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