La vida nos ofrece cada día millones de rostros anónimos; unos están
apagados, otros son luces incandescentes, muchos son inexpresivos, otros tantos
tristes, desamparados, sin esperanza… Todos ellos esperan unas míseras palabras
que sanen sus zozobras, o que encuentren la alegría al menos por unos
instantes, y es aquí cuando aparece Evaristo el frutero. Este hombre abastece
de frutas y verduras a una pequeña residencia de ancianos; la directora de
dicho lugar le hace buenas compras a lo largo del los doce meses y, este año,
tan duro para cualquier comerciante, esos pequeños empresarios de los cuales no
se acuerda el gobierno y menos los bancos que huyen de ellos, en agradecimiento
se le ha ocurrido una idea genial: llamar a su cuñado que vive en otra
residencia de ancianos para que vaya con su guitarra a la otra residencia de ancianos. Evaristo lo
comentó primero a la directora si podría hacer este regalo tan especial a esos
ancianos que han perdido o están a punto de olvidar el crepúsculo de sus vidas.
La directora aplaudió la idea y un martes dieciocho de diciembre se presentó en
la residencia el guitarrista y su nieta; ella canta, y el abuelo, cuyo rostro
está poblado de una barba blanca cultivada durante ochenta y tres años, bien
difuminada, prepararon una movida que ya me gustaría haberla grabado. Unos
ancianos bailaban, otros reían, las enfermeras saltaban pero, sobre todo,
respirabas alegría.
España (el mundo me viene demasiado grande) más que nunca necesita de
presencias consoladoras, que destilen palabras amables, que den luz donde no la
hay. Entre unos y otros han mermado nuestras posibilidades llenándonos de
inseguridad.
Somos un país único, alegre, lleno de fuerza, con ganas de vivir.
Optimista, generoso, con chispa, repleto de riquezas históricas como culturales
y, sin embargo, hay quienes se encargan cada minuto, cada hora en
desprestigiarnos, en separarnos, en olvidar que somos, en una palabra,
fantásticos… Llevemos, pues, estos días en que se notan las ausencias, días en
los que se incita a gastar y no hay de donde tirar, pidiéndonos que celebremos
¿el qué?... Hagamos como Evaristo el frutero: regalemos alegría, palabras
amables que expresen agradecimiento y
aprecio al que tenemos al lado… solo eso; es gratis.
¡Feliz navidad, amigos!
8 comentarios:
FELICES FIESTAS Y UN AÑO NUEVO CARGADO DE ENERGÍA.
UN ABRAZO.
Para ti que eres tan especial y sensible,por muchas entradas mas.
Feliz Navidad y Prospero Año Nuevo 2013.
Un enorme y fuerte abrazo,dama de las letras.
Ojalá cunda el ejemplo del frutero y pequeños gestos como el suyo sirvan para mucho. No voy a negarte que hay voluntad entre la gente para sumarse al optimismo, pero falta ponerse manos a la obra en un proyecto común, al margen de banderías políticas.
Un abrazo y feliz Navidad.
Mª Ángeles:
Que disfrutes mucho en estas fechas, y que seas muy afortunada en el 2013.
Un beso muy grande,
Codorníu
Querida Ángeles, Felices Fiestas.
Un fuerte y cálido abrazo
Te deseo unas felices fiestas llenas de alegría.
Buen fin de semana,
¡Feliz Navidad!
un abrazo.
Feliz Navidad! Que tengas a todos los tuyos unidos en el corazón.
Un besote!
La vida tiene una Navidad en cada sonrisa y en cada gesto amable de la persona más anónima de nuestros 365 días.
Cuantas veces un acto que duro un instante,
nos ha hecho felices todo el día.
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