Los días van ganando luz, en las ramas nacen botones y el paisaje comienza a mutar. Vivir en el campo en esta época del año debe ser una experiencia única si es que tu vida no está marcada por un reloj porque para ver nacer la primavera has de olvidarte del tiempo y perderte por esos paisajes que aplacan el ánimo y escarban en tu interior hasta que florece tu sensibilidad; es un regalo gratis.
En las zonas frías aparece la flor del romero que se quedará hasta el otoño con nosotros; su aroma es como un incienso silvestre; es un regalo gratis.
Ver el mar, ornearte del sol tibio mientras tus pies se desperezan con la espuma y emborracharte de aroma salado y húmedo, leer el silencio en la arena deshabitada y escuchar el rumor de la ola mientras la gaviota picotea en la orilla; es un regalo gratis.
En el campo ahora comienza el cielo a acercarse un poquito más a la tierra y, por la noche, cuando las nubes han sido barridas, las estrellas repuntan sobre tu cabeza; es un regalo gratis.
En estos días en que el invierno se va alejando sin retorno, son una tregua para el espíritu; te sientas en un parque, en una plaza y sientes como la gente aparca sus desdichas por unos instantes y toman un café, aunque sea amargo- éste es más intenso, tan intenso y negro como las circunstancias que nos rodean- mientras proyectan una sonrisa al presente; el mañana está demasiado lejos.
5 comentarios:
Envidio esa tregua espiritual.
De verdad que si.
Aquí no existe.
Besos.
Tu visión poética siempre sabe tocar las teclas más acertadas.
Besos mientras mi garganta está fuera de servicio por los virus o algo así.
Soy nueva en tu blog y paso a conocerte, la casualidad me trajo hasta aquí, un simple tatuaje y ....aqui aparezco jajajjajaj.Cosas del destino.Mil besos, voy a leerte
Esa tregua alimenta al espiritu aun en el recuerdo.
Saludos!!
El cielo lo veo cuando te vuelvo a encontrar.
Un beso y un abrazo grande mi muy querida amiga.
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