miércoles, marzo 09, 2011

PASOS MENUDOS

Era noche cerrada cuando decidí coger el metro. Dudaba de mis posibilidades, pero debía vencer el miedo a la claustrofobia que me produce tanta gente hacinada bajo tierra, más, después de un día de ventisca y lluvia peleándose una contra otra por las calles.

Bajé las escaleras despacio, mirando al suelo para no ver gente cuando mis pies se toparon con otros diminutos vestidos de negro, y abotinados hasta el tobillo. Caminaba titubeantes con pasos menudos. Subí un poco la vista y sólo vi unas faldas negras que tapaban las piernas y una pesada maleta igualmente negra; no quise distraerme para que el fantasma de miedo no viniera a por mí, pero tampoco adelanté a los pies menudos, si bien observé cuando terminé de bajar las escaleras mecánicas que delante iban cuatro pies más grandes de zancada vigorosa, e igualmente revestidos que los diminutos. Seguí caminado con los ojos pegados al suelo y, de nuevo, más escaleras. Los pies diminutos pararon, yo también. De repente, una voz paralela a mi sombra la oí decir “Madre, apóyese en mí y déme la maleta, se la llevo yo”… Entonces mi curiosidad fue mayor que el miedo y levanté los ojos del claustrofóbico pavimento. Delante de mí iba una ancianita vestida de hábito riguroso agarrada a un muchacho joven y sonriente, seguramente satisfecho de su acción por la luz que irradiaba su cuerpo.

Media docena de pasos por delante de nosotros iban aquellos cuatro pies grandes y vigorosos charlando animadamente. Eran otras dos monjas, mucho más jóvenes que sólo se volvieron a la anciana para decirle “Hermana, dése más prisa, es muy tarde”… Volví mi vista al muchacho joven y en silencio le di las gracias por haber una juventud tan hermosa aunque a veces no la veamos.

6 comentarios:

Antonio dijo...

Ciertamente juzgamos a la juventud desde criterios poco adecuados. Decía Shakespeare: Los viejos desconfían de la juventud porque han sido jóvenes. Por tanto, lo mejor es no hacerse viejo de espíritu.
Besos

El Drac dijo...

A veces nos topamos con magníficas personas que ni siquiera vemos, tal vez no por un problemas especial sino por el vertiginoso quehacer diario. Otras veces paramos buscando rostros amistosos y no ha ni uno, Un fuerte abrazo

Juan Antonio ( Amaneceres mios) dijo...

Estoy de acuerdo contigo .Tenemos una juventud que no nos merecemos ,lo que pasa es que la que suena es la petarda.
Cogete un ave y vente pronto que esta despertando la primavera en la Ciudad de la Gracia...Besos

aapayés dijo...

Suele sucedernos eso en el camino..

Espero pases un fin de semana de los mejores.. suerte en todo

Un abrazo
Saludos fraternos..

Nómada planetario dijo...

Hay sentimientos de uno y otro signo en todas la etapas de la vida. No todo es botellón.
Besos en la noche sin metros.

Unknown dijo...

Muy bueno.. que tenemos como en todas las edades, gente buena y muy buena y menos buena..

eso está mas que claro..yo en concreto la juventud que frecuento...

es estupenda, creativa, luchadora, trabajadora y libre..

Un beso amiga y me alegra mucho tu vuelta por Mi mirada