Hay paisajes anclados en el tiempo y sin ánimo de reconversión porque la mano del hombre no ha llegado aún a ellos. Son valles silenciosos susurrando simplemente recogimiento, sugiriendo que sientas esa paz armónica tan poco entendible hoy en día y, que sin embargo, la buscamos angustiosamente.
La serenidad del amanecer, el tranquilo viento paseando por el estío entre montañas donde el eco se transmite en kilómetros de verdes valles y los animales pastan con el mismo ritmo que ese tiempo de ayer pausado al son del dulce soniquete de los riachuelos que descienden de las montañas.
Nubes enganchadas en los pináculos barnizando de lluvia fina y templada el paisaje, las hojas peregrinas.
Pájaros anidando de árbol en árbol… Y tú como presente contemplando el pasado gozoso que no marcha para que el espíritu emerja de las sombras contemporáneas.
6 comentarios:
Allá donde aparece el hombre a la corta o a la larga acaba con la belleza.
Besos.
Creo que el hombre acabará siendo vencido por la naturaleza...es más fuerte que nosotros. Pero no acabará nunca con la belleza de tu corazón....un beso desde azpeitia
Has descrito a la perfección el lugar donde he pasado parte de mis vacaciones. Enclavado entre las montañas de Guadalupe, en mi Extremadura querida. Allí el tiempo se detiene para hacernos sentir en el paraíso.
Un beso, querida Mª Ángeles.
Yo encuentro mucha paz en las montañas de Alfarnate, un pueblecito escondido entre la provincia de Málaga y Granada.
Lugares en los que resulta fácil encontrarse.
Un beso
"La Mujer es un hermoso defecto de la Naturaleza"
John Milton
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