viernes, diciembre 28, 2007

BÉSAME, BÉSAME MUCHO

Hoy he dormido con un perro, un gato y un mono. Sí, ¿qué pasa? Cada uno duerme con quien quiere y puede. Entre nosotros, yo, no es que deseara dormir con un perro, un gato y un mono; las circunstancias me vinieron impuestas. Estaba feliz en mis mundos cuando apareció mi hijo Javier y me dijo:
-Mami estás muy solita. Toma, te los presto.
Como una autómata cogí al perro, al gato y al mono y seguí a lo mío. Al rato, volvió a aparecer el enano:
-Mami, en el suelo mi perro, mi gato y mi mono tienen frío.
Salí de mis paraísos para recoger al perro, al gato y al mono y volví a tratar de sumergirme en donde me hallaba feliz antes de que un perro, un gato y un mono invadieran mi intimidad… Por fin, logré concentrarme en una lectura apasionante de no sé quién que ponía a parir a no sé cuál cuando la estrella de la casa vino a darme la buenas noches.
-Mami, nos vamos a la cama. Da un beso a mi perro, a mi gato y a mi mono.
-¿Tú no quieres besos?
-Ya soy mayor y los mayores no se besan, no “sesitan” amor, pero mi perro, mi gato y mi mono, sí.
Mi niño me dejó planchada y dándome qué pensar. Qué cara tendría cuando apareció el padre de la criatura que me dijo:
-¿Qué te sucede, Belinda?
-A partir de ahora, Bésame, bésame mucho en cualquier momento, instante. Abrázame delante de los niños, no te reprimas. Cómo si fuera la última vez…
¡Pobre hombre!, le dejé totalmente descolocado. Toda la vida, desde que nacieron nuestros hijos, riñéndole cada vez que se acercaba a mí delante de los niños y, ahora, después de años reprimido, le salgo con esta embajada.
En fin, me dio un beso despistado de buenas noches mientras meneaba la cabeza por no entender la nueva locura de su mujer.
Apagamos la luz y nos dormimos pero, a una hora imprecisa, noté que me agitaban el cuerpo; en sueños pensé que estaba dentro de una coctelera. Tanto movimiento logró que medio abriera los ojos en la oscuridad y cuando fui a decir algo, me taponaron la boca con un chisme baboso.
-Mami toma mi chupete, soy mayor. Mi perro, mi gato y mi mono tienen miedo. Yo no, ¿eh?
-Ven, te acompaño a la camita. Vamos…
-No, Mami. Mi perro, mi gato y mi mono quieren dormir con Papá y Mamá. ¿Puedo yo, también?
No eran horas de ponerse a discutir, así que hice hueco a los cuatro visitantes y nos dispusimos a dormir. Pero, de repente, me asaltó la incertidumbre del comentario de Javier, ése que los mayores no necesitan amor y decidí dar la luz.
-Jesús despierta… Abre los ojos, es urgente.
-¿Eh? ¿Qué pasa? ¿Qué hacen aquí el perro, el gato y el mono…, y el niño?
-Jesús bésame, bésame mucho…
-¿A estas horas? ¿No podemos esperar a mañana?
-Nooooooooo, ¿no ves que está Javier? Bésame ahora, achúchame…
-Voy…
Por el rabillo del ojo miré a ver la cara de Javier, pero sólo nos miraban el perro, el gato y el mono; Javier y su inocencia reposaban dulcemente en la almohada… Volvimos a apagar la luz y nos dormimos.
Esta mañana me he puesto a arreglarle la corbata a Jesús y me ha salido de dentro darle un buen beso. Luego me he estrujado entre sus brazos; el calorcito que despedía su cuerpo en el mío me ha reconfortado… Estábamos en ese paraíso íntimo cuando una vocecilla nos ha dicho:
-Yo quiero de esos besos, ya soy mayor.
… Por supuesto, hemos terminado besando al perro, al gato y al mono.

6 comentarios:

Nómada planetario dijo...

Con tanto ajetreo más que dormir eso es pasar la noche acompañada.

Besos si te hace ilu.

ana dijo...

Es tierno,
son tiernos, todos
los cuatro,
bueno los cinco, los seis, todosssssssss
un abrazo, ana.

Nómada planetario dijo...

Ya te he dejado dicho en otro sitio que puedes emplear las fotos que me pedistes, que contigo no hay problema.

Saludos.

Lia dijo...

Que lindo.
No sé si seré inocente o ... pero dime, el perro, el gato y el mono son de verdad? o son de juguete?

besotes de chocolate.

Carlota dijo...

La verdad es que somos un reflejo en el que se miran nuestros hijos, por eso es tan importante como actuemos delante de ellos...que vean y sientan amor, fundamental. Un abrazo, guapa.

Lola Bertrand dijo...

Precioso , Angelines, y muy emotivo, tu cuento es un derroche de belleza. Creo que ante los niños nunca hay que esconder el amor.
Abrazos de mar.
Lola