jueves, marzo 01, 2007

SILENCIO


Silencio que toca mis campanas internas, te veo pasar con el quejido de un día más a cuestas con los pesares, a tumbos con mis duelos.
Frente a ti me achico, me desnudo, me deshueso en sinsabores que nada tienen que ver con un cielo absoluto.
Silencio que acecha a plantar cara a esta vida que, a veces, no cicatriza la herida que aún supura.
Oigo tus pasos y espero en el umbral a que pase mi lenta agonía.
Hoy… te siento como un cadáver que ajusta cuentas a mi hacer desplomado.
Claman mis nubes por derrotar al enemigo que galopa por mis ríos subterráneos, que zozobra mi pensamiento, que agita mi paz inexistente.
No entiendes que vapulee mis amores, que huya del fuego que me abrasa… No comprendes que me aísle.
Déjame que me abandone, que me olvide quien soy yo… Qué más da, si el mundo seguirá girando mientras yo reciclo mis enseres.
Sin embargo, persistes en tu redoble de silencio, aclarar mi visión, despejar las nieblas que me ciegan para decirme en vocablos que no tienen nombre, en palabras que no poseen letra… que un amigo añora mi presencia.
Dejo mis cadenas, arrastro la sombra de mi efigie, y me acerco a ti que aún me esperas con las manos tendidas.
Silencio que tañes mis campanas íntimas y dolientes aquí estoy en mi guarida, al calor de tu afonía, para recomponer la imagen rota en la que, por voluntad, hice de mi persona.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Los paisajes externos y este texto son maravillosos, Ángeles y hablan de tu enorme crecimiento. Te felicito sinceramente. Cati