domingo, octubre 09, 2016

RETRATO DE MUJER 3

Me he despertado y en mi rutina diaria de leer las cabeceras de los periódicos, entrelíneas me he encontrado con la voz de Candela aún rezumando vigor y convencimiento en sus palabras, en sus ideas cocinadas a fuego lento, tesón y multitud de sacrificios.
Me gusta dibujarla en mi pensamiento, la visualizo de pe a pa desde aquel verano en que éramos dos crías y nuestros caminos se entrelazaron; sus rasgos ya imprimían carácter. No bebía ni fumaba, el riesgo de la juventud le daba vértigo con lo cual todos sus pasos se inclinaban a la mesura. Se puede decir que encajaba con los cánones de chica bien de la época, con sus vestidos de domingo y uniforme inmaculado los días de diario. Su amor de juventud se convirtió en el amor de su vida. Mala estudiante, al final se decantó por unos mínimos estudios de secretariado para cubrir el expediente y que sus padres no pudieran decir nada. Su deporte favorito el Sky en donde de verdad sentía la libertad deslizándose por las cumbres nevadas.
Casó muy joven y pronto comenzó a tener hijos. Entre medias y, como ayuda familiar, compaginaba trabajo y familia, pero su marido trabajaba fuera con lo cual se fue alejando del terreno laboral para sumergirse de lleno en un mundo ingrato, poco reconocido y para nada valorado: el de esposa y madre. Y ahí comenzó a emerger la Candela de hoy. Se enfrentó a una soledad impuesta, a la crianza de hijos díscolos, a las finanzas de un hogar en las que a veces llegaba el dinero y otras, menos. El día se pasaba echando números “Quito de aquí, pongo de allá…”, así hasta el cierre del mes. Y los viernes, como si la semana hubiera sido una balsa, se preparaba a recibir a su marido, hombre que llegaba cansado de batallar con unos y con otros, de soledades frías y oscuras en la habitación de un hotel día tras día. Llegó un tiempo que al llegar el viernes casi desconocía a sus hijos y esposa, mientras Candela educaba, fregaba, sumaba y restaba.
De niña bien de una época que fue a la mujer batalladora e invisible en la realidad de una sociedad donde comenzaba el boom  de la tropa de mujeres con carreras universitarias accediendo al mundo laboral tanto público como privado. Y ahí estaba Candela cada día tirando de su carro personal e indivisible.
Se levanta de amanecida pues suele dormir mal. Desayuna mientras ve el telediario. Si hay plancha, mientras cantan las noticias, ella plancha, cose, recoge, cocina… Después, se enfunda unos vaqueros, cepilla su melena, se maquilla lo justo y sale corriendo. Se ha convertido en una ejecutiva avispada en los negocios de sus padres. Seria, firme pero con cintura. Desde hace cuatro años ha hecho un máster humano. Sabe quien va de frente y quién no. Con quien puede ser más tajante y con quien puede dejar la puerta abierta.
Es muy celosa de su intimidad. De pocos amigos pero leales. Aquel que se la juega, ella cierra las puertas para siempre.
Para Candela las horas del día son pocas, pero está donde se la necesita. Apenas tiene cincuenta y tres años; parece una cría, pero es abuela de tres churumbeles. Igual cierra un negocio que cambia pañales, o camina a toda mecha con su marido para hacer deporte y echar miedos fuera. Fuma y se toma sus vinos. En su vocabulario no existe la frase “No puedo”, ella puede aunque a veces piense que desfallecerá de un momento a otro. Sonríe tímidamente, ríe a carcajadas entre los suyos. Habla de los divino y lo humano. El diálogo es su constante, “Nada dentro, todo fuera”, hablando se entiende la gente, despeja dudas, aclara posiciones.

Candela es el prototipo de mujer coraje, moderna, que mira a la vida sin amedrentarse en los problemas que cada día surgen. Su mochila pesa, pesa mucho, como la de infinidad de mujeres que pasan por el mundo sin ser visualizadas, y me dan rabia pues son el estandarte de la sociedad sin que esta se dé cuenta que existen tantas Candelas.

3 comentarios:

Celia dijo...

Me encanta esa mujer.
BEsos.

Macondo dijo...

Para lo único que no les queda tiempo es para darse la importancia que tienen.

Antonio dijo...

Me gusta esa historia de Candela. Candela es combustión y la combustión lleva a la energía que mueve al mundo. ¿Qué sería de este mundo sin las candelas que lo mueven?
Abrazos