Hoy Carlos Piñeiro en Facebook me ha regalado un
recuerdo, una nostalgia y he ido a por su imagen. He acariciado la pantalla del
ordenador cuando pasaban sus imágenes: rie, fuma, se evade..., y me he quedado con
esta foto, tan ella, tan Marian…
Dicen que el ser humano sólo muere cuando se le olvida.
Hoy he salido a pasear con el perro y he llegado hasta la plaza; los puestecillos de flores estaban repletos de
crisantemos, y he sido capaz de verte detrás de la bruma amarilla de esa planta
herbácea, suspendida de la nube negra que aún tintineaba agua.
Nietzsche sostenía que la grandeza de una persona se medía
por la cantidad de verdad que era capaz de soportar, y tú, mi querida amiga,
respirabas grandeza; tus silencios era una forma más de hablar, de expresar tus
sentimientos. Añoro tanto tu compañía que, aunque ya no duele tu ausencia, no
sé cómo llenar tus huecos. Hay días como el de hoy que según camino voy
ordenando tus recuerdos, los poemas que marcaron los caminos de tus sueños y, a
veces, cuando temo que tu imagen se fugue de mis ojos, evoco tu sonrisa, tus
ojos colgados en cualquier nube.
…Recuerdo aquella vez cuando disipamos entre valles
asturianos un pueblecillo suspendido en una cumbre y las dos pensamos lo
felices que seríamos allí, tú con una máquina de coser, y yo enredada en letras,
verbos, y frases sin fin…, las dos al calor de un brasero en una mesa camilla.
Por la ventana veríamos pasar las vacas, la lluvia transitar por callejuelas
rumbo al valle… Los amigos son irrepetibles, ninguno sustituye a otro, mal que
nos pese, para que la nostalgia deje de abrazarnos.
Tratamos de vivir por ti, aunque hay momentos que lo que
estoy viviendo tú jamás lo aprobarías porque eras mujer de sosegada calma, de
susurros a media tarde, de corrillos pequeños, pero sé que sabrías disculparme porque ante todo eras
mujer de bondad, y de tratar de comprender los deshilachados entresijos de una
persona.
Cuando tu luz se apagó y te crecieron las alas de ángel,
supe que siempre estarías ahí, mi chica de la playa de Arnía, velando por
todos, sonrojándote por mi caradura, conteniendo la risa, y que nunca
desaparecerías de nuestras vidas.
Tu amiga del alma hoy lleva tu pesada mochila, y yo trato de
que tu estrella siempre ocupe el lugar que la corresponde porque… el ser humano
sólo muere cuando se le olvida y aquí te recordamos cada día.
7 comentarios:
Mª Ángeles, es un homenaje precioso, lleno de amor y ternura.
Tu amiga estaría orgullosa de ti.
Besos
Un abrazo.
Ánimo.
Vaya homenaje bonito que le has hecho Mª Ángeles, me has dejado sin palabras. Un beso muy grande.
Nietzsche también sostenía que Dios ha muerto.Y no es verdad,porque los recuerdos son pensamientos y los pensamientos son energía (la física cuántica habla del fotón que es energía y luz que vuelan por todo el universo).
La luz de una persona no se apaga nunca,sólo pasa de un mundo en otro mundo.
Ahora vivimos la vida que conoce la muerte.Después la Resurrección vamos a conocer la vida sin muerte, la vida eterna.
Señora Belinda,como se Imagínese usted el octavo día de la Creación? Me interesa mucho en saberlo...
Esas personas a las que quisimos y se fueron siempre siguen vivas en nuestro recuerdo, hablan, sonríen, nos riñen, se alegran con nosotras y por nosotras, nos aconsejan y nos duelen. Ese dolor es el precio que pagamos por haberlas tenido a nuestro lado y por haberlas querido. Una punzada en las entrañas que envolvemos en los recuerdos hermosos para que nos duela menos.
Besos
Qué emotivo...
Desgraciadamente conozco esa sensación de perder a una amiga del alma.
Un abrazo fuerte M. Ángeles.
Yo siempre digo que mi abuela está viva, porque cada día recuerdo algo que me dijo y la siento como si estuviera a mi lado. Y efectivamente, vivimos mientras exista alguien que nos recuerde.
Nietzsche dijo muchas cosas porque era y es un gran filósofo...Y sí, el Dios que crearon los hombres...es el mismo Dios que murió..."Dios ha muerto" para aquellos que ya no significa nada.
Saludos.
Publicar un comentario