martes, junio 09, 2015

UNA AMIGA INCOMBUSTIBLE

A veces, muchas, el ser humano necesita de palabras de aliento, palabras amables, palabras que te hagan sentir el apoyo de otros; en definitiva, lenguaje verbal y no verbal. Una mirada, una sonrisa, cualquier gesto que, el que lo recibe, sienta que es apreciado y que puede compartir pesares y alegrías. Pero esto a veces llega o no llega o, tal vez, el que espera recibir no sepa ver o escuchar o sentir.
Sin embargo, hay una acción que siempre está a tu lado, sólo necesita ser ejecutada. Ella espera en calma que la sepas percibir, apreciar y oír, para que ella se ponga en marcha y en tu auxilio.
Hablo de la fuerza de voluntad. Nadie, nada más que nosotros la podemos poner en funcionamiento. A veces creerás que no está, que ni siquiera la tienes, y eso es un error. Siempre está ahí, lo que pasa es que, quizá, nunca la hayas utilizado o que esperes que, a la primera intentona, dé resultados. Es como el que quiere dejar de fumar, el obeso quiere estar delgado, o como el que quiere aprobar una asignatura… Ejemplos, miles, y muchos han llegado a su objetivo. Fin que a veces tarda en llegar, pero llega. Mientras, por el camino, te caes, tropiezas, desertas y… vuelves de nuevo a la carga. Si sabemos manejar esta ayuda impagable y gratuita, además del pánico al fracaso y la rebelión, cuando la comiences a sentir, te regalará muchas satisfacciones.

Tengo dos amigas que luchan contra sus propios fantasmas; una tiene que dejar de fumar si quiere que su vida de ahora en adelante tenga un mínimo de calidad. Otra amiga necesita vencer ese miedo sordo que la paraliza. Ambas se revuelven contra sí mismas, ni una quiere dejar de fumar, y la otra no comprende el porqué de ese miedo que viene de puntillas sin previo aviso, y la deja fuera de combate cuando no hay motivos para ello. Pero sé que son chicas listas, y que sabrán descubrir esa fuerza de voluntad necesaria que duerme dentro de ellas para vencer esos fantasmas, sabrán descubrir el camino para aprender a reírse con esos espíritus, a priori dañinos, y darse cuenta que con voluntad se convierten en duendes, duendes que no juegan con nosotros sino nosotros con ellos. 

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