A veces, muchas, el ser humano necesita de palabras de aliento,
palabras amables, palabras que te hagan sentir el apoyo de otros; en
definitiva, lenguaje verbal y no verbal. Una mirada, una sonrisa, cualquier
gesto que, el que lo recibe, sienta que es apreciado y que puede compartir
pesares y alegrías. Pero esto a veces llega o no llega o, tal vez, el que
espera recibir no sepa ver o escuchar o sentir.
Sin embargo, hay una acción que siempre está a tu lado, sólo necesita
ser ejecutada. Ella espera en calma que la sepas percibir, apreciar y oír, para
que ella se ponga en marcha y en tu auxilio.
Hablo de la fuerza de voluntad. Nadie, nada más que nosotros la
podemos poner en funcionamiento. A veces creerás que no está, que ni siquiera
la tienes, y eso es un error. Siempre está ahí, lo que pasa es que, quizá,
nunca la hayas utilizado o que esperes que, a la primera intentona, dé
resultados. Es como el que quiere dejar de fumar, el obeso quiere estar
delgado, o como el que quiere aprobar una asignatura… Ejemplos, miles, y muchos
han llegado a su objetivo. Fin que a veces tarda en llegar, pero llega.
Mientras, por el camino, te caes, tropiezas, desertas y… vuelves de nuevo a la
carga. Si sabemos manejar esta ayuda impagable y gratuita, además del pánico al
fracaso y la rebelión, cuando la comiences a sentir, te regalará muchas satisfacciones.
Tengo dos amigas que luchan contra sus propios fantasmas; una
tiene que dejar de fumar si quiere que su vida de ahora en adelante tenga un
mínimo de calidad. Otra amiga necesita vencer ese miedo sordo que la paraliza.
Ambas se revuelven contra sí mismas, ni una quiere dejar de fumar, y la otra no
comprende el porqué de ese miedo que viene de puntillas sin previo aviso, y la
deja fuera de combate cuando no hay motivos para ello. Pero sé que son chicas
listas, y que sabrán descubrir esa fuerza de voluntad necesaria que duerme
dentro de ellas para vencer esos fantasmas, sabrán descubrir el camino para
aprender a reírse con esos espíritus, a priori dañinos, y darse cuenta que con
voluntad se convierten en duendes, duendes que no juegan con nosotros sino
nosotros con ellos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario