Cuando uno se acuesta al final del día lo normal es que lleve la mochila
vital cargada, a veces demasiado pesada, pero al despertar después de un sueño
reparador tenga las pilas cargadas para afrontar el nuevo día y las
situaciones, las circunstancias, todo lo vea, lo sienta, más liviano y seas más
permisivo, al menos las primeras horas del día, o como dice un dicho por ahí
“hasta que venga alguien y lo j…”. Pero yo hoy, además de despertarme muy
dormida, lo primero que he visto al encender el ordenador ha sido al político
de turno vendiéndome no sé qué “moto” y me ha dado por pensar el mal fario que
me da esta gente últimamente, y eso que estaba dormida porque si llego a estar
despierta, quizá se me hubiera escapado alguna lágrima, porque soy de las que
piensa que en la vida hay que creer, luchar porque la esperanza no se te escape
del corazón, y más cuando uno vive en sociedad; quiero decir que hay que creer,
confiar, en las instituciones, dado encima que estamos en una supuesta
democracia y podemos elegir cada cierto tiempo. Pero mi problema hoy es que no
creo, me parecen una gentuza, ni siento que hay un personaje, da igual la
ideología, con el suficiente carisma para que el español medio, gente corriente
como tú y como yo, podamos confiar y hasta cierto modo ilusionarnos. Porque no
es solución que tú y que yo cerremos los ojos para no ver o miremos en
dirección contraria. No, tú y yo tenemos la suficiente inteligencia,
sensibilidad, compromiso, para darnos cuenta de lo que pasa y por tanto a
negarnos a admitir tanto “soplatubos”
Sí, cada vez estoy más despierta y siento que mi ánimo hoy está revirado… Y
para estos días en que el sol no se enciende en tu predisposición, necesitas de
gente que ilumine tu entorno, gente normal como tú que te tienda una mano o te
dedique una sonrisa y así coger el plumero y quitarte las telarañas o comenzar
tu trabajo, en resumidas cuentas, con la sensación de que la sangre nunca llega
al río y que, aunque sea en el último minuto, hay algo que te salva de esa
frustración que a veces sientes según despierta el mundo cada día.
Sí, mi última reflexión antes de coger el aspirador, es que menos mal que
nos tenemos, tú y yo, nosotros y vosotros para dedicarnos un abrazo, una
palabra de aliento, un buen deseo, una mirada cariñosa, una sonrisa acogedora,
y que se note esa buena gente que somos porque somos muchos, muy majos, muy
sanos, que nos apoyamos los unos en los otros, que nos ayudamos para seguir
”palante” con la cabeza alta y con buen humor.
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