domingo, mayo 13, 2012

LA LUZ DE UN NIÑO


Nos hacemos un país de viejos. La vida no es fácil para la gente joven y eso de crear una familia les supone dificultades económicas, una responsabilidad que no la tienen muy clara a la hora de asumirla, falta de tiempo para criarlos y por ende, un sacrificio al que no están dispuestos, porque ellos también quieren disfrutar de la sensación de vivir, viajar, tomarse una cerveza  dentro de su economía maltrecha se lo permita. Es la pescadilla que se muerde la cola, añadiendo que la sociedad tampoco les ayuda: los horarios de trabajo-quien tiene hoy la suerte de tenerlo- son maratonianos, ¿qué ganas y fuerzas van a tener cuando llegan a casa disecadas sus fuerzas? Sin embargo, quienes osan desafiar a estas tempestades disfrutan de algo mágico… Son seres luminosos, de sonrisas frescas. Personajes disparatados que crean mundos paralelos al de los adultos gracias a su imaginación que es, sin duda,  espiritosa. Su mundo, al contrario que el de sus mayores, no tiene lindes,  son capaces de alcanzar la luna y acariciar el sol y,  sus mentes prodigiosas, esponjas de mar que todo lo absorben. Gnomos intuitivos,  rebeldes sin causa, justa o no… Por eso, los niños deberían crecer al lado del mar o en la ladera de una montaña, en contacto con la naturaleza y los animales para no perder esa capacidad maravillosa de no conocer trabas, y beber de la energía energía vital que regala la naturaleza. Porque vivir entre la naturaleza te hace guardar un don inimaginable si creces entre espigas de hormigón y cipreses de cemento. Ese don de la bondad, de la sensibilidad, de la ausencia de malicia… de seres luminosos.

2 comentarios:

Azpeitia poeta y escritor dijo...

María Angeles....somos amigos desde hace mucho tiempo y te recuerdo siempre con cariño, porque eres una persona genial...siempre me han gustado muchísimo tus relatos, tu pluma fácil y la sinceridad desbordante que se hace entrañable a qien te lee...gracias por asomarte a EMBAM y decirme cosas que me llegan...Espero que no dejemos tantos espacios vacíos...Un enorme abrazo de azpeitia

TORO SALVAJE dijo...

No deberían hacerse mayores nunca.
Siempre con esa luz mágica en sus ojos.

Besos.