HAY DÍAS Y DÍAS

Hay días en que necesitas de tu ángel custodio para ver el camino; se te  hunden los pies en el fango y tus ojos no encuentran la claridad.

Porque hay días en que el frio destapa tus  carencias, se te hielan los huesos y el alma no siente.

Días de diáspora emocional que te atrapan contra sus cuerdas poniéndote más peldaños de los que puedes subir.

Días en que tus dedos tiemblan al marcar un teléfono y escuchar las voces perdidas en la soledad.

Días de avestruz en los que te escondes  debajo de las sábanas porque el valor no sabes de qué color es.

Días en que el gris es tan cenizo que la luz es  noche de oscuridad perpetua.

Días que despiertan cobardes y arrecia el temporal contra tus ventanas cerradas.

Días en que necesitas el calor, el abrazo, la ayuda  de otros para poder  ungir  tus palabras de aliento.

Hay días que, sin saber el porqué, no tienes ganas de nada, te sientes tan pusilánime que necesitas de tu ángel de la guarda;  es el  único que tienen tiempo libre para desplegarte las alas y, así, seguir volando sobre tus horas marchitas.

Y es que tal vez esos días sean como el poema " las tres heridas" de  Miguel Hernández:

Llegó con tres heridas:
la del amor,
la de la muerte,
la de la vida.
 Con tres heridas viene:
la de la vida,
la del amor,
la de la muerte.
 Con tres heridas yo:
la de la vida,
la de la muerte,
la del amor.