miércoles, octubre 13, 2010

OTOÑO EN EL PARAÍSO

Ella, que a veces la emoción le corta la voz o el tartamudeo no la deja expresar lo que quisiera, me pidió que os hablara del otoño en el paraíso…

En aquellas tierras lejanas no hay naranjos que se apaguen y, sí, lluvia escarchada que pronto será hielo sobre un Neva recordando a sus zares. Allí hace tiempo que llegó el otoño y sus parques se pintaron de ocres nostálgicos, bermellones silenciosos y rojos dorando sus cúpulas.

El cielo en esas latitudes se desnuda de blancos, grises, negros y hasta de un azul afligido por el deshielo de un calor tibio que ya se fue; es más, no volverá en muchos meses. El agua, los árboles, la tierra, se preparan para invernar en blanco, blanco nupcial entretanto las tardes caen sombrías sobre la avenida Nesvky.

El camachuelo, el lugano y el ruiseñor ruso, parpadean sus últimos trinos colgados en las ramas del aliso, el carpe y el tilo mientras los canales balancean sus barquitos de papel. No son góndolas aunque digan que es la Venecia del norte.

Ella que atisbó entre los muros del palacio de invierno, las emociones que antes la hacían ser aquella mujer eternamente alegre, segura y vivaracha, miró por el ventanal que daba a la plaza Dvortsovaìa y sintió el otoño qué caía majestuosamente en la ciudad de San Petersburgo… Os lo cuento como ella me lo dictó en mi corazón.

11 comentarios:

TORO SALVAJE dijo...

Me gusta como te lo dictó.
Ella debe ser muy sensible.

Besos.

aapayés dijo...

Te lo dicto maravillosamente.. bien..


Un abrazo
Saludos fraternos..

Maria Coca dijo...

Y lo cuentas con la dulzura de quien siente un lugar como algo propio. Eres una intérprete maravillosa.

Besoss

Unknown dijo...

Saludos... el otoño es siempre hermoso sea cual sea el lugar.

Besos

Nómada planetario dijo...

Ella hallará un futuro preñado de primaveras que alfombran de esperanza las estepas.
Besos tras una tarde reparando la piscina.

bixen dijo...

Conozco muy bien al camachuelo (zuzungorri o gallupa); es mi pájaro favorito por lo inteligente y bonito que es él. Al lúgano o tarín también lo conozco, y aunque es también de los Fringílidos, no se parece en nada.
Cante, trine, gorjeo... nada que ver con repique!

MarianGardi dijo...

Bellisimo relato de ese Otoño en el Paraiso.
Unas imagenes llenas de emoción y colorido.
Muchos besos querida Angeles

Xabo Martínez dijo...

Me parece que ella se queda bailando en los tejados de San Petesburgo.

Abrazos.

Micaela dijo...

Precioso retrato de un otoño en San Petersburgo. Te dejo un fuerte abrazo.

ALBINO dijo...

Ya tengo las entradas para el ballet Kirov, despues de dar un paseo entre los cuadros del Hermitage.
¿Vamos?
Un beso

Unknown dijo...

Cómo le gusta a ella viajar a sitios donde ver los museos más bonitos. Tiene mucha suerte de tener un marido que se lo financie. Le tocó la lotería con él.