viernes, febrero 19, 2010

SAUDADE (Serie Lisboa IV)

El día anterior había llovido como si el cielo y el viento se hubieran inspirado en el fin de un amor: rotundo, atronador, tajante.
La lluvia hacía más intenso el verde de la tierra y sobre los muros de piedra galopaba el musgo a su infinito.
Los edificios, perdidos en el tiempo que fue, se sostenían en su nobleza entre tanta lágrima acumulada... Sus rostros están ajados, pero conservan la belleza de un ayer que fue, y el empedrado de las calles eran espejos de agua acariciando tus pies.
El tranvía subía melodioso las cuestas con el “tran tran” de no esperar un reloj como si hiciera mucho tiempo que las manecillas no tocaban ninguna hora.
Y sentí que Lisboa me recibía pensando en ella, la mujer que había perdido la luz en su vida, pero aún sin luz, pensé que también la belleza brilla aunque sea en su decadencia porque, esta ciudad es tan nostálgica, que la tristeza anida en cada doblez de su cuerpo, y no para de divulgar las penas para sumergirte en lo más intimo de su ser.

11 comentarios:

TORO SALVAJE dijo...

A medida que te voy leyendo cada vez me parece más apetecible Lisboa.

Besos.

Unknown dijo...

Saudade... que se percibe en casi todo su espíritu..y que les lleva a veces a ser según mi criterio, demasiado conformistas y perder su espíritu luchador como pueblo...

Y eso se nota en su deterioro... que luego transforman un poco en esa especie de meláncolia que cuativa el alma, pero un ratito, no mas...

Beijinhos e até cedo.

ALBINO dijo...

Siempre me gustaron esos tranvias que te llevaban por empinada cuesta al Barrio Alto lisboeta. Ya se que existe tambien un ascensor que parte del Chiado (¿como me lo dejaron despues del incendio? Supongo que lleno de Zaras, que es lo que pasa siempre). Me gusta el tranvía y bajarme cerca de la Adega Machado, entrar a comer un caldo verde y un bacallau y luego, en medio del silencio imprescindible, esuchcar la voz de una mujer que, vestida de negro, canta el fado.
Recuerdo que en una ocasión subió Maria Pereira al pequeño estrado y no cantaba. Cuando le preguntaron la razón de su silencio dijo, mirando para mi y haciéndome poner colorado: "É que o senhor ainda non rematou de tomar o caldo".
Como para morirse de verguenza. Pero no debi morir porque aquí sigo para contarlo.
Un beixo moito agarimoso

Juan Antonio ( Amaneceres mios) dijo...

Esa melancolia y conformismo que relatas la pude vivir yo en Venecia.
Se que no es buena pero en este mundo rapido de mierda que nos mata a golpes de ictus e infartos ,merece la pena un poquito de lentitud y dejadez.Muchos besos y me alegra de verte que ya te echaba de menos en mi blog.

JULIO dijo...

Virtualmente, todo lo que existe y tiene vida forma parte indisoluble de los recuerdos de lo que en otros tiempos fuera propicio para el alma y el corazón; añoranzas renqueantes como los vetustos vagones que, año tras año, y fieles siempre a su cometido, desempeñan su labor con febril pasión para los nostágicos impenitentes. Yo así lo veo, mismamente.


Y se dijo: "Hágase la luz". Y tú naciste.

Los besos que te de la gana... y uno más de "propi". OK?

Anónimo dijo...

El texto invita a volver para los que ya fuimos otrora, enamorados permanentes de sus calles empinadas.

Pero la foto... ay, la foto.

"El fotógrafo hace la foto que no ve", dicen los que saben de esto.

¿La viste?

Besos, rubia.

Micaela dijo...

Hola Mª Angeles. Recuerdo esta ciudad con mucho cariño, una mezcla entre nostalgia, decadencia y belleza infinita. La foto es preciosa. Un beso grande y feliz fin de semana.

aapayés dijo...

Es un placer leerte..
En ese paisaje escrito me quedo.

Un abrazo
Saludos fraternos..

Que disfrutes del Fin de semana..

Nómada planetario dijo...

Lisboa tiene algo especial en todas las épocas del año, eso sí, requiere calzado con suela gruesa, para no terminar acordándose de los progenitores del inventor de las calles empedradas.
Besos desde la "paragem de carris".

MarianGardi dijo...

Que maravilla de prosa poetica!!
Recuerdo ese "tran, tran" del tranvía en Lisboa.
Estaba alojada en el hotel Sheraton, todo un lujo en aquella época, muchos años atrás, fue la primera vez que vi una llave de habitación que era una tarjeta electrónica.
Besos y que pases un excelente finde.
He puesto hoy un vídeo donde hay una sorpresa al final que te va a enamorar

guillermo elt dijo...

Y es que, me pongo a leerte y, escuchando la musiquilla, como que mentra un soporcillo melancólico... :)

Besicos.