martes, enero 26, 2010

DESNUDÁNDONOS

… Podemos desnudar con la mirada, hacer una radiografía de lo más intimo de una persona, y aproximarnos a la sombra de ese desconocido que va deshojando tiempos. Sus silencios son suspiros que calientan su entorno pertrecho, limitado por una edad que no perdona y que enreda las memorias más cercanas.

Su rostro es un paisaje en cuatro estaciones bien nítidas donde las estelas marinas se han forjado de reveses y desvelos, pero aún con eso, el rictus de su boca navega a barlovento.

Sus paredes son venas cristalinas agarradas a un bastón para que el viento no encorve su perfil de dando perpetuo.

Sus ojos… son océanos con la bruma pespunteada en el horizonte. Son ojos que hablan de mesura y paciencia pero, sobre todo, de aceptación.

La vestimenta le cae como un guante sobre un cuerpo de pellejos porque la meteorología no ha podido borrar la elegancia melancólica de sus formas más nobles, de sus gestos educados, del tintinear de su cabeza mientras la gira hacia la ventana para ver la vida de otra manera más sutil.


… Le miro, le remiro y le desnudo mientras el bus trepa por las calles de la ciudad. No tengo reloj, no me hace falta, mis ojos están embelesados en ese anciano apuesto que se deja mirar; se sabe admirado y eso le complace.

Llego a mi parada, me levanto, nos miramos uno a otro desnudando los velos que nos envuelven y un leve gesto nos despide.

En la calle hace frío, mucho, pero mi corazón está caliente de ternura.

15 comentarios:

Antonio dijo...

Tienes la extraordinaria habilidad de elevar a lo sublime lo cotidiano. Tu fácil y sugestivo verbo engancha.
Un beso vestido de ternura

aapayés dijo...

Hace frío, solo el titulo es precioso cuando se entrega a tu escrito..

Un abrazo
Saludos fraternos..

José Luis López Recio dijo...

Una descripción magistral del anciano. Le alegraste el día al buen hombre jajjaa
Un abrazo.

guillermo elt dijo...

Sí, es cierto... en nuestro camino diario, a veces, solo a veces (cuando estamos receptivos), se nos curzan "seres fantásticos" que nos invaden de ternura porque, esa ternura que nos sale, no es nuestra... es su propia ternura la que nos llena el corazón.

Besicos.

centro de llamadas dijo...

Hermosa forma de describir a tan precioso caballero por el cual ya pasaron los años.

TORO SALVAJE dijo...

Y el de él seguro que también.
Que bonito.

Besos.

Anónimo dijo...

La ternura debería ser la dama que lo envuelve todo de tul y lo impregna de compasión por el otro.

Cómo sabes donde está la diana.

Besos, rubia.

MarianGardi dijo...

Los ancianos y los niños nos despiertan esa ternura de tu escrito.
Un beso cargado de cariño

Wilhemina Queen dijo...

Eres fatástica escribiendo relatos, ya sean breves o más largos, cuentos, historias.
Te dejo un gran abrazo! Vero!

MRB dijo...

Me encanta.
Besos.

José Antonio Illanes dijo...

Es verdad, Mari Ángeles, podemos desnudar con la mirada y hay miradas que pueden desnudarnos, y así como deshojamos al tiempo, el tiempo nos deshoja a nosotros, sin prisa pero sin pausa. Todo el mundo luce la dignidad cuando llega a la vejez, aunque no haya nacido con ella, es más, aunque la haya cultivado poco. O tal vez la dignidad se complazca en lucirse con la senectud. No he conocido a un anciano que no parezca digno. Un fuerte abrazo. Aunque no te deje comentarios con frecuencia, con frecuencia te leo y me deleito.

Luis y Mª Jesús dijo...

La ternura envuelta en elegancia de un anciano es una de las figuras que más me atrae, me conmueve.
Besos

El Drac dijo...

Creo que la ternura la tiene ud en su alma y en sus ojos, y ellos lo regalan a todas las cosas donde se posan. Su entrada ha derrochado bastante humanidad.Un abrazo

Maria Coca dijo...

Qué descripción!! Repleta de emociones, de sensaciones y de muchísima ternura, como bien dices.

Un abrazo, Mari Ángeles.

Anónimo dijo...

Hola guapa...Acabo de tomar una cantidad de material visual de tu blog. Gracias

Espero que me visites para que lo veas