domingo, enero 11, 2009

HACE FRÍO, DEMASIADO

Hace frío, demasiado… Anoche estuve cenando con unos amigos. Las calles estaban vacías, heladas. Mis pies estaban tan congelados que cuando no patinaban sobre el hielo, perdían algún zapato; mis piernas llegaron exhaustas del esfuerzo y agradecieron el calor del local y una silla donde aliviar el cansancio. Sin embargo mi cabeza seguía congelada en unas palabras que había leído por la tarde. Provenían de un hombre anónimo, perfectamente podíamos cualquiera de nosotros. El periodista entraba en un bar y al primero que pilló le preguntó “¿Tiene usted trabajo?” “No, señor. Somos siete de familia y de cuatro que trabajábamos, sólo mi mujer lo ha retenido. Limpia casas y ha aumentado su productividad a diecisiete horas al día. Cuando llega a casa se nos queda dormida en una silla. Vivimos de alquiler y el casero tiene la pretensión de subirnos el precio con el nuevo año. ¿Dónde están las ayudas, lo sabe usted?”

Hace frío, demasiado… Ayer estuve limpiando un pequeño piso que tenemos para alquilarlo; me ayudaba una chica polaca, Silvia, amiga de mi querida Isabel. Ella ha tenido que volver a Polonia después de estar seis años conmigo; ha perdido todos sus ahorros. A su marido (médico) le han engañado en España. Trabajaba en una empresa de transporte en carga y descarga. Han aguantado hasta que el dinero no les ha dado más de sí… Silvia tiene una niña de tres años fruto de una aventura, viven en una habitación minúscula de alquiler con derecho a cocina; paga cuatrocientos euros al mes. La observaba como limpiaba, con energía, con alegría. “Con este dinero de hoy, compraré ropa a la niña, Hace mucho frío”… Me puse a frotar con la misma energía que ella, pero la mía era de rabia, de impotencia.

Hace frío, demasiado… En casa hace un calor muy agradable. Los chicos están estudiando y yo estoy pensando qué poner para comer hoy. Abro la nevera, tengo de todo y se me han escapado unas palabras que se han quedado revoloteando en la cocina hasta que uno de mis hijos me ha preguntado “Mamá, ¿por qué das las gracias?”… “Porque no sabemos qué es la soledad, el desarraigo, la pobreza”
Me preocupa que los chicos no sean conscientes del valor de lo que tienen. No tengan ojos para sentir lo que está sucediendo ahí fuera… Hace frío, demasiado.

16 comentarios:

MarianGardi dijo...

Sì, hace demasiado frìo, esperemos que no se congelen los corazones.
imaginate en Paris que estamos a dos grados bajo cero de dìa y alguna noche hemos llegado a 17 bajo cero.
Besitos reina

aapayés dijo...

Muy bello, el frío por aquí siempre vivimos con el, a menos 30 aveces menos 45 o mas pero es la cultura del frío...

me gustaron tus letras, pensando en los que no tienen el calor ni el abrigo necesario ...

un abrazo inmenso

Jesús Arroyo dijo...

Estos últimos meses no superamos los bajo cero. Tantos casos como el que narras que, no se, esta mañana prefiero mirar al cielo azul y contemplar las alas de las tórtolas que ya no se marchan o los aviones, lejanos aviones, que dejaran cuerpos camuflados en este Madrid.
Muchos besos.

josé javier dijo...

Como simpre tus divagaciones me han hecho pensar... y miraré más a mi entorno y daré gracias a Dios porque la crisis no nos afecta, intentando hacer ver a mis hijos la suerte que tienen.

¡Ya sé donde cenaremos el 14 de Febrero!
Un abrazo. J.J.

María dijo...

La verdad es que somos privilegiados ... deberíamos dar las gracias más a menudo.

Un beso.

Anónimo dijo...

Me has hecho llorar....

Gracias.

RosaMaría dijo...

Es dura la vida del inmigrante, tu post lo refleja en breves palabras.
El frío se te cuela al alma cuando ves estos casos, menos mal aún que la valentía de esta mujer lo sobrelleva con el corazón agraqdecido, tanto como tú y como muchos de nosotros.
Encantada de conocerte, aunque creo que en algún momento antes de mudarme pasé por aquí

Anónimo dijo...

Lo malo es que pensamos que nuestra situación está al abrigo. Que no podremos llegar a estar como ellos por mal que se pongan las cosas. Que eso es algo que les sucede a otros.

Qué inmenso error.

Pero no por lo que todos podríamos pensar. Sino porque "ellos" y "nosotros" no somos dos.

Un beso.

JAVIER dijo...

Un buen relato. Me has hecho recordar una charla que tuve con un japones hace muchisimos anhos, el me decia: "la juventud de ahora nacio con la refrigeradora llena, por eso no valoran lo que tienen". Ahora que estamos viviendo una critica situcion economica, inimaginable en el pasado que algun dia Japon pudiera sufrirla, me recuerdo aquella platica.

Saludos desde Japon.

Anónimo dijo...

que llegue el calor, que llegue ya, que el camino se abra, que nuestras palabras sirvan para algo

un beso

Unknown dijo...

Que bonito M. Angeles.

Preocupa de verdad que nuestros hijos no valoren lo que tiene, y no saber una misma como hacérselo entender, y no hacer nada y ver como otros sufren y lo pasan mal.... y el frio ese frio... que nada tiene que ver con la temperatura del invierno...

Un beso y hasta pronto

guillermo elt dijo...

Don Invierno llegó a los corazones y reinará hasta... hasta quién sabe cuándo.

Cuando hay guerras insalvables, o de dimensiones que nos superan, nosotros, en nuestro día a día, podemos ganar pequeñas batallas o simplemente, aunque sean escaramuzas... Pero siempre "palante"... rompiendo hielo.

Alguien decía: "Cuando llamen a tu puerta, abre, porque, pudiendo ser un demonio, si no abres puede que te pierdas la visita de un ángel"

Besicos.

Cristina dijo...

Yo hace unos días q he vuelto a ver la tele después de muchos años, justamente para eso, para que mi niña se de cuenta de todo lo q tenemos.

Un beso

Cris

Anónimo dijo...

A mi también me preocupa mucho este frío del desarraigo y el paro que nos está helando.También necesito que mis hijos se den cuenta de la que cae no muy lejos de nuestra casa.
Me ha gustado tu entrada y tu blog te seguire.

Luis y Mª Jesús dijo...

Tengo esa misma sensación porque incluso estoy viendo en el trabajo a pequeños empresarios que habían conseguido un capital que estaba dando trabajo a muchos obreros y en poco tiempo se ven en la ruina, con inmuebles que no pueden vender, intereses que tienen que pagar y proveedores que les embargan. Hay quien dice que les está bien que ya ganaron bastante, pero es envidia absurda porque la mayoría son buena gente que da trabajo a otros y expone lo que tiene, como se está viendo ahora.
El jueves estaba en mi despacho un promotor, su empresa familiar había crecido bastante en los últimos tiempos, pero ahora sus manos temblaban ante la posibilidad de que el banco le negara la ampliación de la hipoteca. Me disgustó mucho como le trataba el director del banco, que seguro que hace unos meses le reverenciaba. No pude menos de recordar al director que aquel hombre no era un delincuente, que solo trataba de pagar sus deudas y que la inyección de dinero de los bancos era precisamente para ayudar a estas empresas.
El frío está llegando a muchos rincones antes caldeados; yo tambien doy gracias.
Un beso
María Jesús

Maria Coca dijo...

El frío cala hasta lo más profundo de nuestro ser. Y esas instantáneas dejan los pelos de punta.

Hace mucho frío...