viernes, mayo 23, 2008

TIME AFTER TIME

La primera vez que hablé contigo me dijiste que colgara en la ventana estrellas y soles dibujados en papel, atraerían la buena suerte. Sabes que no creo en esas cosas y, sin embargo, lo hice. Como una niña pasé una noche entera mirando al cielo tratando de hacer una replica de aquel techo que veía. Amaneció y pinté soles desde el brote hasta el crepúsculo.…
Si tuviera que elegir una imagen de aquel tiempo, no dudaría en retratar la ingenuidad de mis ojos mirándote con devoción y los tuyos como viejos maestros que muestran las luces y sombras de mi devenir.
Eras… La melancolía de tu andar flemático sin esperar sorpresa alguna, sólo acompasado por tu pasión a la música excelsa, al movimiento de la reina con un jaque mate premeditado.
Lo tuyo era el silenció tranquilo, la escucha activa. Tu mentón apoyado en los nudillos de la mano y el arqueo de las cejas expresando lo insólito de las palabras que llegaban a tus oídos.
En ti no había años y sí todas las horas que alguien puede cargar a sus espaldas.… Aquellos paseos que me regalabas sobre asfalto saturado de grados y amainado por el riego nocturno donde tú callabas y yo reía poseída por la dicha de la amistad, por el mero hecho de estar donde estaba: un Madrid abandonado por los calores sintiéndonos los únicos habitantes.
Abanderado de soledades, me descubriste diminutos placeres tan simples que rallaban lo más candoroso de cualquier experiencia...
El eco de aquel entonces, cuando la vida parecía no tener límite, da a mi corazón un mordisco que me estremece. Recuerdo que dentro de aquella felicidad algo me decía que como todo en esta vida algún día desaparecería y, entonces, ¿qué haría sin mi lazarillo? No hay sustitutos que ocupen el lugar que otros dejaron, si eso hiciera sería infidelidad a una parte de mi misma.
… Y el tiempo pasó, cerré la página de nuestro trayecto juntos, y en esos día grises donde la melancolía me baña, abro el libro en la hoja donde, en una hora que no la marca el tiempo, tú apareciste para iluminar un trocito de mi vida.…
-“¡Hey! Vamos a mirar las estrellas por última vez y dime en cuál estarás tú. Así, cuando observe el tapiz celeste, aquella que me guiñe el ojo, sabré que eres tú…”
No tenías miedo a ese futuro que se presentaba negro como la boca del lobo más atroz. Yo me encogía y esperaba con anhelo que me tendieras la mano para acompañarte en tu recta final… Y lo conseguimos. Encaramos la muerte con la dignidad que siempre te caracterizó.
…La nostalgia de aquello me envuelve, pero me enseñaste que lo inevitable no se debe evitar porque te buscará hasta encontrarte.
Time alter time…, fue nuestra canción.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

CARLOTA

Como duele desprendernos de las personas especiales, de aquellas que han hecho de nuestras vidas pequeñas obras de arte... y qué cierto que lo inevitable no se puede evitar, pero cuánto nos gustaría retrasarlo hasta el infinito. Un beso

juan rafael dijo...

Un tema de pelicula para una relación de pelicula.

josé javier dijo...

Acabo de leer el sentimiento hecho letras... me emocionastes, amiga. J.J.

(PD: no tengo culpa de tener una fantasía vulgar¡¡¡)

Unknown dijo...

Me emociona M.Angéles... de manera sincera...

.....son tantas las veces, que hay que tender la mano para que los seres queridos recorran ese camino... y tu te quedas al margen.. ...y esperas... y no pasa un sólo día.. ni uno sólo.. que no los recuerdes y que no sepas que recorreras ese mismo camino en algun momento... y mientras tanto a aprovechar este halito de vida.. que si tenemos... y no perder ni un sólo momento para disfrutar y seguir de otra manera en su compañia


Un abrazo amiga.

Mª Ángeles Cantalapiedra dijo...

Buenos días mi pinceza Carlota.
Pues sí, duele desprenderse, pero si te das cuenta la vida es una escuela de desprendimientos sin remedio.
Un beso grande y gracias por leerme

Mª Ángeles Cantalapiedra dijo...

JuanRa, ¿que mi chisme es de película? Ójala, porque ganaría dinero, la fama me envolvería en tulipanes y yo quizá, tal vez, viviría como una marquesona, ¡no?
Gracias por tus comentarios, siempre me pintan una sonrisa.
un besote

Mª Ángeles Cantalapiedra dijo...

JJ... te machaco; he ido a tu casa a dejarte un mensaje: una persona que escribe como tú lo haces, jamás se podrá tildar su imaginación de vulgar.
De verdad, ¡eh? Los hombres me sacáis de mi compostura.
Un besillo grandotre para que te dure tol fin de semana

Mª Ángeles Cantalapiedra dijo...

Buenos días Estrella.
Le decía a Carlota que la vida es una escuela de desprendimientos: te la pasas diciendo adiós por eso hay que aprovechar esos instantes y guardarlos con celo. Será un buen alimento para el alma.
Gracias por tu visita y buen fin de semana

Maria Coca dijo...

El mejor homenaje que se puede hacer a quien ya no está es recordarlo. Y tú lo haces de una forma dulce y visual. Vive contigo y con esa canción volverá siempre a tí.

Besossss

Mª Ángeles Cantalapiedra dijo...

Fue una gran persona maria....