sábado, marzo 08, 2008

SÁBADOS EN CALMA

Cuando el viernes a las siete de la tarde apago la luz de mi mesa de trabajo, apenas puedo arrastrar las plantas de mis pies. La cabeza sufre un vacío inmenso o, quizá, una sobre dosis de sensaciones que no puede digerir, como cuando comemos y nuestro estómago presiente un atracón de alimentos que no saben por dónde salir. La voz me nace entrecortada y los ojos, tan rojos de estar delante de una pantalla, que más bien parecen que son los de un vampiro.
Sin embargo, es traspasar la puerta de la calle y el aire viene a mis pulmones a renovarles de energía. Se para ese reloj que te ha estado marcado el ritmo durante cinco días veinticuatro horas…, hasta los momentos de descanso nocturno son arbitrados por ese ritmo frenético en el que vivimos en la gran ciudad.
Ríanse, pero si algún viernes decido ir a Valladolid, al bajar del tren, mi cuerpo está aún tan embadurnado de prisa que, cuando tomo conciencia, me he salido de la ciudad a pesar del cansancio.
Cómo les iba diciendo, a duras penas llego a casa el viernes, me meto debajo de la ducha. El agua cae con fuerza, tanta, que noto desde mis sienes cómo va barriendo costras adheridas a mi piel, cómo el latido del corazón va recobrando ese ritmo cadente que me espera en las cuarenta y ochos horas siguientes y la sonrisa, esa que se fugó el lunes a las dos horas de amanecer, renace con vigor. Entonces, a pesar de estar el cuerpo sin fuerzas, siento ganas de ver a los amigos, de disfrutar de sus voces, de esas palabras que llevan corajes y muchos pesares, pero tan llenas de vida que mis pulmones siguen inflándose de vitalidad. Cuando cae la noche honda, mi ser se desvanece en un sueño reparador para despertar en el día mejor de la semana: el sábado.
Tiempo libre, momentos en calma para leer, pensar, pasear, escuchar música o, si me apuran, para no hacer nada. Sentirte languidecer como una llama por el puro placer del olvido, el vacío que significa el elegido por ti para perderte. ¿En qué? Qué más da, el caso es disfrutar de ti mismo y notar cómo fluye la sangre por tus arterias. Busco mi cuaderno piojoso donde fui anotando renglones desgalichados y sin sentido para darlos cuerpo y vida. A veces, quiero bucear en la letra casi ilegible, el porqué de esa anotación… Es como jugar a construir un puzzle.
Veo llegar el ocaso desde mi enorme ventanal y me hace, aún, sentirme más dichosa arrebujada en el sillón sin más placer que sentir esos sábados en calma, un lujo que no hay que desperdiciar.

10 comentarios:

Pedro Jorge dijo...

Algún día tendrás oportunidad de viajar a NY para que me dedique a ti desde un viernes hasta un lunes mostrándote las mil y un razones que existen de este lado para no morir, pues conoces las de allña...

Me uno a tu consternación, he leído la noticia del atentado y se me tuercen las tripas...

Me quedé esperando las tortillas y los frijoles, ¿vendsrán pronto?

Carlota dijo...

parece mentira el poder de una ducha... disfruta de este sábado, preciosa. Un abrazo enorme.

PIER dijo...

Despues del trabajo.. un mimo rico viene bien. la ducha relajante, el placer de tener un buen libro en la mesa.. y la dicha de compartir un ratito con los amigos.. teniendo la alegria que un sabado hermoso te espera.. siii..
abrazos.

Anónimo dijo...

Hola Pedro. Sí, tengo pendiente volver a NY, me impactó. La definí como el arte hecho hormigon.
El relato de los fríjoles aún no lo he subido, Te aviso.
Un besote y buen finde
Ángeles

Anónimo dijo...

Qué sería yo sin mis duchas, Carlota, si hasta cuando estoy triste, me meto debajo del agua. Mi madre decía que un día me saldrían escamas.
Un besote y gracias por venir
Ángeles

Anónimo dijo...

Hoooooooola Pierina, qué alegría verte. Mira, ahora iré a visitarte. Un besote
Ángeles

ana dijo...

Cuanta razón tienes, el sábado es el mejor día de la semana; tiempo para no hacer nada si se tercia, mirar al vacío y dejarse,
nos lo merecemos, a que si?
Un beso y buen domingo tambien.
ana.

Mª Ángeles Cantalapiedra dijo...

Sí, Ana, sin duda es el mejor día de la semana porque el domingo crece la sombra alargada, como los cipreses, de que el lunes se acerca.
Buen domingo, ah gracias por tu visita

Nómada planetario dijo...

Hasta noviembre de 2006 cada sábado suponía una salida de más de 100 km en bici con los compañeros del club, toda la semana me la pasaba repasando mentalmente el recorrido y entrenando un par de tardes a propósito, ahora que mi rodilla ha hecho crack, para mí los sabados me siento con un jubilado en un asilo.
Disfruta de lo que puedas o nos dejen los politiqueras, aunque este fin de semana sea algo atípico.
Saludos.

Mª Ángeles Cantalapiedra dijo...

Mi Nómada prodigioso pero vas de excursión los fines de semana y me haces unas fotos muy estupendas... así que no me llores. Mira yo antes tenía un cuerpazo (anda que no soy fantasma) y ahora ya no y no me lamento, jajajaja
Un besin