domingo, marzo 02, 2008

POLITICAMENTE CORRECTO

Anoche cené con mi amiga Aurora, hábito saludable que llevamos ejerciendo una eternidad cada fin de semana aunque caigan chuzos de punta, la cita es ineludible. Delante De un buen vino repasamos la semana que, a veces, nos ha resultado tediosa, otras, tan abrumadora que nos ha dejado exhaustas.
Son momentos deliciosos en los que desgranamos minucias, inquietudes y hasta algún brillo que otro; vamos, se puede decir que es una terapia de diván, pero sin psiquiatra a babor.
Ayer la cena giró alrededor de la política, tema candente en este momento en España…, aunque fuimos más allá. Ambas habíamos sufrido una experiencia esta semana y habíamos reaccionado de muy distinta manera. Cierto que somos como un huevo a una castaña y, mientras que ella es todo mesura y discreción, yo no me callo ni dormida.
Me salió del alma preguntarle “¿Por qué te has de callar si tú manifiestas respeto a las palabras del contrario?” “¿Por qué has de esconderte y silenciarte?”
Llegados estos casos apelo en voz alta a una palabra manida, pero que apenas reparamos en profundidad: democracia.
Me gusta oír gente con distintos pensamientos al mío, de todo se aprende, ellos, de seguro, tienen su verdad. Si es así, pregunto, ¿por qué he de silenciar yo, entonces? Si los demás tienen derecho a manifestarse, a que el resto les veamos como ciudadanos, ¿por qué está mal visto decir que eres de derechas?
Como dijo Juan Manuel de Prada “No tengo lepra, ni padezco de fimosis y, además, soy de derechas”
Dejemos de ser cobardes, de decir tonterías, excusas o frases hechas como que somos liberales, reformistas etc., soy de derechas y punto, tan digno como manifestar que eres de izquierdas. ¿Qué mal hay en ello? Yo no me siento como un bicho raro, ni soy como me quieren pintar algunos de racista, fascista y no sé cuántas cosas más… ¡Por Dios, basta ya!
No deseo que me partan la cara por decirlo ni que me pongan un estigma, ni que me retiren el saludo por saber que no soy de la cuerda reinante. Tampoco quiero que me acorralen, ni que se mofen de mí haciendo chistes absurdos.
Por eso me duele que, mi amiga en este caso, se calle y se vuelva a casa con las orejas gachas.
Que se entere todo el mundo: NO TENEMOS LEPRA NI FIMOSIS, SÓLO SOMOS DE DERECHAS, y es políticamente correcto poder manifestarlo sin que nos crucifiquen.

11 comentarios:

Carmen dijo...

Acabo de llegar aquí desde el blog de Pedro Jorge. Me ha gustado mucho este post, pero déjame partir una lanza en favor de tu amiga Aurora: La entiendo perfectamente. Sobretodo porque yo misma he pasado de no callarme ni debajo del agua a obviar prudentemente mis opiniones ante un público alienado y visceral que no se atiene a otras razones que no sean las suyas. En el trabajo sólo hay otra persona, mi compañera Raquel, que piensa como yo; el resto son unos hiperprogres nostálgicos de la segunda república. Raquel es igual que tú, tampoco se calla, pero hace tiempo que ha tenido que hacerlo, porque siempre que ella y yo hablamos surge el insulto y no me da la gana que unos descerebrados me insulten.

No me considero de derechas, lo mismo que no me considero de izquierdas; sólo tengo una visión crítica y muy objetiva con el mundo que me rodea y veo que ese mundo es patrimonio exclusivo de una izquierda burguesona y restrictiva.

Por ponerte un ejemplo: Una de mis mejores amigas se echa a llorar cada vez que expongo mis ideas. Dice que no entiende "cómo puedo pensar así" es decir... cómo puedo pensar distinto que ella. En tales circunstancias he optado por callar, pero tengo muy en cuenta una cosa, yo he jugado ya en todas las bandas, quiero decir, que a mis veinte llevaba una estrella comunista en la solapa de mi abrigo, por aquel entonces yo hablaba por los codos y no había problema. Cuando el riego sanguíneo me llegó al cerebro y me arranqué avergonzada la estrella comunista tuve que empezar a callar.

Hay unos cuantos post en mi blog en los que reflexiono sobre estos temas.

Por cierto, la chiflada con la que baila Pedro, soy yo.

Carlota dijo...

Bueno, yo no lo soy, y no porque tú me digas que lo eres voy a cambiar de idea sobre tí, ni voy a empezar a ponerte adjetivos o pegarte reproches por serlo: es absurdo. Aunque sí es cierto que todavía se hace, una pena. Ahora, estupendo que estés orgullosa de ello. Cada uno debería estar orgulloso de sus ideas políticas y luchar por ellas. Un abrazo.

Mª Ángeles Cantalapiedra dijo...

Carmen, me ha encantado tu respuesta, la imprimo para esta tarde llevarsela a mi amiga, ¡pobre!, qué lastima me daba porque a mí me crucificaron y volví con las orejas gachas pero al menos saqué la lengua a pasear y la rabia de verme pintada como un zulú azul verde chorizo.
Un besote

Mª Ángeles Cantalapiedra dijo...

Ay, mi Carlota, ójala todos fuéramos así.
Gracias, mi pinceza.

Anónimo dijo...

Attention!

ana dijo...

Deberíamos saber respetar las opiniones de todos aunque no coincidan con la nuestra, así como asumimos que cada cual utilice el perfume o crema de afeitar que quiera. Somos libres. Es importante respetar y ser respetado, siempre que no se ofenda ni se falte a la dignidad de nadie.
Un abrazo,
ana.

Mª Ángeles Cantalapiedra dijo...

gRACIAS aKICAGE POR TU VISITA, MUCHAS GRACIAS

Mª Ángeles Cantalapiedra dijo...

Ana, emanas serenidad, cómo me gusta.
Muchas gracias por leerlo

Fernando García Pañeda dijo...

Tengo amigos en todos los bandos, no por aquello tan pragmático de "amigos hasta en el infierno", sino porque no me gusta discriminar por ideas ni por ninguna otra circunstancia.
Curiosamente, yo sí he sido discriminado por intentar comprender a los demás. Pero no por eso habría de cambiar.
Como dice Ana, somos libres. Lo que pasa es que muchos no saben qué hacer con la libertad.´
Un saludo.

Mª Ángeles Cantalapiedra dijo...

Jó, Fer, cómo mola lo que dices, así se habla.
Gracias, de verdad, muchas gracias

Pedro Jorge dijo...

Iba a escribir mil cosas, las tenía pensadas y organizadas en mi mente, las tenía taquigrafiadas en la lengua, soy experto en memorizar textos largos y verborrea inñutil, pero al leer el comentario de Carmen me quedé sin palabras, sobre todo, por la despedida.

;)