martes, octubre 16, 2007

OTROS MUNDOS

Mientras recoge los últimos tomates, María piensa en Dios. Lleva once años entregada a Él tras esos muros que parecen espigas al cielo en un día azul, tan garzo, que quisiera estar saltando por las tres hectáreas que recorren su vida día a día. Jaula de piedra y musgo en un valle acordonado de montañas.

Hayas y robles jugando con los rayos, o la niebla intensa enredada en sus costras haciendo de aquel paraje un lugar encantado. Castaños ofreciendo su fruto a los pies de siete mujeres. El bramido del ciervo en otoño llamando a la hembra o el jabalí despistado. Telma, Jaramilla y Olivia, las tres vacas Tudancas, que con sus esquilas amenizan la labor; sin su sonido, se vería perdida. Sabe que guardar silencio es uno de sus votos, por eso dice al gallo que cante por ella y al roble que agite sus hojas, que se vista de ocre y bermejo antes de que diciembre tiña de blanco el bosque hasta primavera.

A veces, una extraña y liviana tristeza se apodera de María. No es que esté desconforme con su vida, adora a Dios, por eso se casó con Él, pero guarda recuerdos, añora a su madre, a su prima Elvira... “Eso, ¿no es malo, verdad, mi Señor?”, le pregunta mientras camina por la vereda del riachuelo, cuyas aguas brincan por las piedras, tan cristalinas, que le dan ganas de quitarse las madreñas y sumergir los pies... Es consciente de que renunció a todo y su vida con el exterior se reduce al torno; no le hace falta más, así es feliz.

Son las doce y las campanas llaman a nonas. María corre tras sus hermanas que han dejado las labores para dirigirse a la capilla y rezar; siete almas tras una tapia de piedra y musgo que guarda con celo sus vidas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿y acaso escribir y escribir intenso e inspirado no es también rezar, acaso no es también despertar lo más alto y lo más sublime del universo, acaso no es hablar del mismísimo dios incluso sin mencionarle? ¿acaso un te quiero distante en el espacio pero ardiente en la letra no es tan poderoso como dios, acaso el amor tiene algún límite o hay algo que no pueda hacer? ¿acaso amarse incluso sin religión ninguna no es también ser dios?

yo creo que sí

:-)

abrazo divino

santi

Lola Bertrand dijo...

Este relato , Angeles, también tiene una gran belleza y gran carga de espiritualidad.
Te siento una escritora muy versatil, pero especialmente , a traves de estos textos- muy íntima.
Abrazos del mar con luna esta noche.
Lola

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