domingo, junio 03, 2007

TANGOS EN LA MADRUGADA

Las personas somos pasto de costumbres solitarias; sin ellas no somos nadie.
Yo necesito inhumar el día entre letras y música entretanto me sorprenden los vahos nocturnos.

Cada sábado, en la madrugada, con la ausencia de la prisa en plegar quimeras, abro el ventanal que está frente a mi lecho. Contemplo los tejados adormecidos, las estrellas jugando a constelaciones, los farolillos de quienes aún están despidiendo a la noche y una dulce brisa que acaricia mi rostro.
Una vez que he oteado ese horizonte de rasgos cotidianos aunque de gentiles pinceladas, me explayo en un libro de horas donde brotan los pensamientos ajenos a merced mía. Me baño en máximas y raciocinios que me ayudan a ordenar mis interiores y, mientras las hojas caen en lluvia de prosa y verso, hay un sonido que me achica aguas y las reflexiones, de pronto, noto que se dispersan marcando pasos con mi cuerpo inmóvil: el tango.
Sus letras son poéticas, realistas, sociales “Dice la vida: lo que se fue no vuelve!... Canta el ensueño que ha de volver” o, “¿Dónde quedó mi casa vieja, con sus glicinas y el balcón?”
Me pierdo en ese bosque sensual donde un locutor, de vez en cuando, me explica una palabra lunfarda.

Y, así, la noche del sábado va cayendo, lentamente, como gotas de rocío recién exprimido mientras alguien me susurra “Y todo a media luz, que es un brujo el amor, a media luz los besos, a media luz los dos...”

2 comentarios:

Lola Bertrand dijo...

Un blog llenop de recovecos y palabras con misterio, Angeles, gracias por poner el link de mi blog, aunque no dejaste firma , lo del "besíon" me dió la punta del hilo por donde tirar , y tirando... tirando... llegué hasta aquí.
Un abrazo y gracias
Lola

CATI COBAS dijo...

Me encantó, Ángeles. Cati