Hay gente de una pasta especial que no
tiene nada que ver al resto de los mortales. Son capaces de sacrificarse por
otros y olvidarse de quienes son. O están dispuestos a renunciar parte de sus
vidas y sentimientos para conquistar un mundo mejor para los suyos y para ellos
mismos. Con tal fin, cogen una mochila, la llenan de nostalgias, abrazos
calientes, amores que esperan, para que el tiempo sea sólo un suspiro en su
vuelo rasante. No dudan en recorrer miles de kilómetros, dejar atrás a sus
hijos para conquistar algo que en su tierra natal les es negado.
Se recrean en las noches de invierno con
un ordenador viendo cómo se mueven a cámara lenta sus seres queridos, o cómo
van creciendo sus genes mientras el tiempo pasa.
En primavera miran fotos y las besan
deseando que ese beso llegue muy lejos.
En verano, la música de sus orígenes endulza
sus cuerpos y, mientras sus manos trabajan, atesoran migajas; de mil maneras
hacen que el dinero se reproduzca y llegue a su destino.
…La observo en silencio mientras una
escoba se mueve, un cristal se descubre o una camisa queda perfecta.
Primero dejó a su hija recién nacida.
Tuvieron que pasar tres años para abrazar su cuerpo chiquito. Ahora muestra con
orgullo un pedazo de tierra donde van creciendo unos ladrillos “En cuatro años,
volveremos a casa. Plantaré tomates y mangos y entre dos árboles colgaré una
hamaca. Falta tan poco…” Y el susurro de su voz con la esperanza prendida en su
garganta hace que me estremezca al pensar que son personas verdaderamente
especiales.
7 comentarios:
Ay qué bonito, y qué vidas tan duras tienen muchos de los que lo han dejado todo para buscar un futuro mejor, y es difícil porque las cosas no pintan bien en casi ningún sitio pero ellos no pierden la ilusión y luchan.
Besos.
A veces nos relacionamos con esas"personas especiales" sin pensar todo el dolor que deben acumular dentro, porque no se les nota. Tal vez porque hasta ese punto llega su generosidad.
Besos
Héroes anónimos.
Olá, Mª Ángeles!
Gostei muito desta tua bela crônica, com enfoques que se presta à sociologia. Parabéns.
Um beijo. Pedro
Fue hace poco, uno de estos días; quizá el domingo pasado. En un banco de madera de una plaza de mi pueblo, lloraban abrazados una pareja de emigrantes de inconfundibles rasgos latinoamericanos.
En la mano de ella temblaba una carta; y en la de él, la fotografía de unos niños.
Cuando pasé por delante, de forma involuntaria mis movimientos se hicieron más lentos. Casi estuve a punto de sentarme, pues había sitio.
Al final no lo hice.
Y cada paso que daba, alejándome, se me partía el corazón.
Gracias, amiga. Muy hermoso.
Qué bonito lo escribes. Pero qué triste. Qué malo que para salir adelante haya que dejar a los que se ama. Aunque no sea "abandono", aunque sea para darles lo que necesitan.
Que esos cuatro años pasen rápido para que pueda sentir los abrazos y plantar los tomates.
Besos.
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