Hoy la mar despertó juguetona y el aire zumbón.
Las olas eran lluvia rizada sobre una cresta y, al llegar a su orilla, se
deshacían en risas blancas.
El niño reía corriendo hacia la ola, abriendo sus brazos hasta ser gaviota en
la espuma del agua brava.
La arena corría y corría tras el viento que volaba y volaba hasta
estrellarse en tu piel morena.
Y el sol impertérrito, observaba escenas sempiternas de veranos de levante.
Entretanto, un buscador de conchas se hundía en la mar.
3 comentarios:
Me encanta esa unidad con la naturaleza que se personifica y nos hace partícipes de la vida, amiga.
Mi abrazo y mi cariño.
Um poema inspirado e sensível. Belíssimo poema. Parabéns, minha amiga Mª Ángeles.
Um beijo, Pedro
¡Hola!
Qué bonito, adoro que la arena corra tras el viento.
Besos y me he imaginado hasta al buscador de conchas.
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