Ternura, esa es la palabra. Expresión de sentimiento que a veces
sentimos sin buscarla. Se escapa espontánea por cualquier bolsillo del
corazón...
Cada día al ver el rostro de ese hombre con cara de niño, mirada
perdida y sonriendo al aire, siento un ramalazo de inmenso afecto por él.
Ese desconocido en cuyas sienes pintan plata hace tiempo, pero su
rostro como su cerebro, se quedaron anclados en la infancia, emanando inocencia
en su expresión, en su atuendo pulcro, en ese peinado de raya recta y flequillo
aromatizado.
Puntual cruza el semáforo y con discreción se acerca a los
muchachos que ofrecen periódicos gratuitos. Después, se va a una esquina y espera...
Cada mañana me pregunto qué esperara ese ángel de alas plegadas.
Mientras, empapo la mirada cada mañana con ese niño grande que
aguarda, tal vez, que el sol brille noche y día.
No puedo evitar observar el paisaje humano, presiento que es leer
la vida mientras mi ternura se posa en muchos de ellos.
5 comentarios:
Qué bonito, Mª Ángeles.
Feliz semana.
...Me alegro por esa sensibilidad, amiga...Los ángeles siempre son discretos y sencillos y...muchas veces los tenemos cerca...
Mi abrazo y mi cariño.
Qué forma tan hermosa de observar, Mª Ángeles.
Precioso texto.
Besos, guapa.
Bonito sentimiento el que expresas, fruto de una incansable observadora. Enhorabuena por tu relato. Y abrazos.
Olá Mª Ángeles.
Gostei muito deste teu texto, com essas observações sobre pessoas, que demonstra o quanto tu és sensível, e boa escritora. Parabéns.
Abraços.
Pedro.
Publicar un comentario