Hoy se me antoja una tarde de finales de invierno. El cielo es
celeste, como si a Dios se le hubiera derramado toda una lata de pintura azul;
ha perdido el sombrío de las últimas semanas. El sol se posa meloso sobre las
cumbres, acaricia los campos y la tierra encharcada. Incluso algunos pedazos de
terreno verberan espoleando a la simiente a que no se esconda más.
El aire retoza fresco, pero carece del frio de la nieve, el
esqueleto de los árboles se menean perezosos anidando en su techumbre los
primeros brotes.
Los naranjos están preparados para su azahar y, hoy, al tropezar
uno de mis pies con su fruto, me he agachado a recogerlo y lo he llevado hasta
mi nariz. He cerrado los ojos y su aroma ha cubierto mi espíritu de su olor
inconfundible.
Por las calles ya se intuye el ánimo de la cuaresma, en las
pastelerías exhiben apetitosas torrijas, y las puertas de las iglesias animan a
los paseantes a que entres y recojas tu corazón unos instantes.
Mi Esperanza ya está aliñada de hebrea y en las esquinas llegas a
envolverte de incienso.
José Javier me ha subido a una azotea desde donde podía divisar
los tejadillos adormilados, la Giralda imperiosa y, en la lontananza, la
serenidad gloriosa de Triana.
Nos hemos tomado unas cervezas
mientras saboreábamos una amistad limpia y cómplice. Edurne nos miraba con sus
ojos tan dulces como preñados de tristeza por su pérdida irreparable;
mentalmente he acariciado ese corazón tan puro que posee.
Y, mientras las horas pasaban, he
vuelto a respirar la Sevilla que me embelesa, esa Sevilla paciente, tranquila,
tan suya, tan llena de bulla…
5 comentarios:
Me encantó ver Sevilla desde el mirador de tus ojos...
Hay que conocer su grandeza, porque nos espera sin tiempo...
Mi abrazo siempre.
Esa Sevilla tan tuya también.
Besos
Niña, que no vas a llegar.
Todo va a ir bien. Como corresponde.
Qué bien has descrito la primavera, me ha llegado hasta el olor.
Besos.
Aquí está llegando el Otoño. Pronto tú tendrás flores y yo tendré hojas secas. Pero, me gusta el Otoño. Es suave y amistoso, Invita a la nostalgia.
Leí lo que escribiste sobre tu mamá. Yo perdí a la mía en Enero de 2000. Y a mi hermana, en Octubre de 2017. Ahora ya no tengo a nadie a quien decirle: ¿ Te acuerdas?
También leí sobre tu ansiedad por las primeras críticas a tu novela.
Ojalá que todo haya ido muy bien.
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