Hoy ha amanecido azul, de azul tibio e invernal
pero igualmente alegre.
Hoy no hay
tropezones de gris, se han ido a las montañas a pintarlas de blanco.
Me asomo por la ventana y veo caminar a la gente
con otro brío por esos rayos desapasionados que caen sobre la ciudad mientras
los parques, los jardines, invernean desnudos de hoja y flor.
Quiero ver en mi memoria los campos yermos,
taciturnos de vida, cuya única música es el silbato del aire. Las
espadañas esperando turbadas que lleguen
Maitines a las cuatro treinta de la madrugada, Laudes a las siete, Tercia a las
nueve, Sexta a las doce, Vísperas a las seis treinta de la tarde, y Completas
antes de dormir. Sí, los conventos de ciudad y de campo vuelan sus campanas en
esos momentos del día.
Espadañas espigadas de sonido y cobijo de cigüeña,
¡Son tan hermosas! en medio de la llanura vacía. Semejan jirafas oteando estaciones.
Pero a lo que iba que me pierdo entre montañas y
aromas de leña…Después de días en que nubes glotonas comieron el azul más
brioso, regando calles y almas, hoy amaneció de azul para pintar nuestro
cuerpos de luz.
4 comentarios:
Después de las lluvias ese azul que describes, aunque sea tibio e invernal, hay que ver lo que anima.
Besos
El azul invernal con su cara fresca llegó. Bien.
Un abrazo
Son preciosos esos días, de otoño o invierno, fríos pero con sol.
Me encanta el cielo cuando se tiñe de azul, con esa belleza que tan bien ha descrito tu prosa poética. Porque tienes el don de crear magia con la letras.
¡Felicidades!
Besos.
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