Hoy me he despertado, me he mirado al espejo y al
verme con esa cara de estar aunque no estás, me he dicho ¡Qué Maricarmen más
ideal! Y con las mismas me he vestido con esa ropa que mis hijos al verme dicen
¿Ondi vas con el cabás, madre? Me he
puesto una coleta al viento, cogido al
perro y nos hemos ido a pasear por el barrio, ¡Ah!, he cogido una bolsa de
plástico para la mano izquierda, así no me faltaba ningún complemento. Hemos
salido tan eufóricos los dos cuando, en un paso de peatones, casi nos embiste
una moto. Menos mal que no era mi hijo, porque lo llega a ser, y se da contra
el primer árbol que encuentra, al ver a su madre revestida de Maricarmen;
después hubiera vuelto y nos hubiera rematado con la moto, total, es el rey de
las multas. Pero a lo que iba, una vez comprobado que no era mi niño, he mirado
al perro a ver si estaba sano, ¡Qué lástima me ha dado! Desde que mi Pepe le
compró un arnés estilo cura desmochado, el pobre perro va con cara de tristeza.
¡Cómo le engañan a mi Pepe!, al menos es lo que quiero pensar y no pensar que
tiene mal gusto porque si fuera lo segundo, me estaba tirando piedras contra mi
tejado. Es decir, un día puedo sentirme Maricarmen, como hoy, pero en mi estado
normal, no…, soy otra cosa, no sé cuál, pero otra cosa.
El caso es que Perro y Maricarmen decidieron ir al
chino del barrio. Digo al porque hay varios chinos, pero solo en uno dejan
entrar a los animales de cuatro patas; los de dos entran sin problemas. ¿Y
diréis lo que hace el perro? Va y mientras yo miraba unas huchas para ahorrar
lo que no tengo y por tanto no ahorro, el chucho ve la exposición colorista
para los difuntos, levanta la pata y mea. Maricarmen, de todos los colores. Me
he salido sin comprar la hucha.
¡Muy tomate el perrito! Y eso que tiene pedigree.
Si, Perro tiene pedigrre, de segunda mano, pero tiene. Peluche, mi hijo el de
la moto, lo fue a comprar a un sitio barato y lo encontró en Huesca, el perro
es maño y baila la jota… Ponte un cachito de pan en la mano y ya verás cómo
salta y abre las patas delanteras, una jota perfecta. Bien, cómo iba contando,
el niño encontró en Huesca el último perro de la camada y para ahorrar costes,
puso envío tradicional sin costes. Es decir, nuestra mascota debió de pasearse
por media España antes de llegar a su destino. Llegó mareado, atontado…, mal.
Pero pensamos que con el calor humano, el perro volvería a sus orígenes.
Después de siete años, certifico que el perro no tiene orígenes aunque sí un
papel que dice pedigree.
Hemos regresado a casa recreándonos, Maricarmen y
Perro, de la suciedad de las calles “No entiendo, Perro, cómo la Marijuani de
la alcaldesa puede decir que la ciudad
está limpia. Los cristales de sus gafas están sucios o mal graduados. No
ve, Perro”
Nos ha abierto mi Pepe, muy agradecido por
habernos mojado nosotros y no él, pero me ha vuelto a decir que sigue
consternado por no encontrar el
recogemigas. Perro y Maricarmen le hemos mirado y rápidamente hemos ido a
mandar un Wassap a los niños para que el día de cumpleaños de su padre, le
regalen un recogemigas. Práctico y barato. No obstante aún le hemos oído
refunfuñar que compró mandarinas y nadie se las come.
Pero mi cupo de Maricarmen ya ha caducado para
responderle.
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