Un poquito de por
favor, INVESTIDME. Da igual, de lo que sea, aunque sea del ratoncito Pérez para
que, al fin, se callen estos “Pollo-Peras” de políticos y se vayan de
vacaciones y nos dejen en paz. De paso, los periodistas cambien de registro y
nos cuenten noticias absurdas, que surgen en verano, como que una gallina ha
puesto en vez de un huevo, un pokémon…
Llevo cuarenta y
ocho horas pensando de qué hablaros, si sacar trasversalmente mi yo cenizo o
procuraros un paseo agradable en el que una leve sonrisa compagine unas breves
líneas. Porque no hablar de lo que se habla y que a todos, el que más y el que
menos, nos inquieta, no quiere decir que no nos preocupe y mucho. Pero no se
puede estar todo el día dando vueltas machaconamente a lo que está pasando aquí
y afuera. Necesitamos liberarnos del miedo a los locos que pululan por el mundo atenazádonos con su terror sin sentido. Necesitamos aire, que se nos ventilen las neuronas porque si no,
terminaremos con cara de “Yo Cenizo” todos y ayer, yo estuve a punto de
claudicar y vestir mi carácter y pensamiento de “Ceniza mayor del reino”, pero
me he despertado rebelde y proclive a pensar que el presente está aquí y ahora
y el futuro está por llegar y no por eso quiere decir que mire hacia otro lado
ignorando lo que pasa, que pasa y mucho, dentro y fuera.
Hay dolores que
se van y dolores que de doler tanto, se quedan haciendo trizas cualquier amago
de sueño y presente. Hay dolores indoloros y dolores pasajeros, como hay gente
que no ríe. No ríe porque no le gusta, porque no lo siente, o porque no le da
la gana y se siente bien en la piel de los amargados. Y hay gente que ríe. Ríe
por dentro y por fuera, haga frío o calor, porque el que ríe es un poco más
feliz aunque por dentro esté escrita una reata de dolores. Y minimizar un
dolor, un problema, a través de una sonrisa o con una chispa de humor, no
significa que trivialices o que todo te dé igual. No, es valorar en su justa
medida tu tiempo, tu vida. Además, risa y humor ayudan a sostener la tempestad
que a veces nos arrecia.
Tenemos un
presente costoso de digerir. Demasiados frentes abiertos, dentro y fuera.
Mentes turbias que acosan cualquier amago de paz y sosiego en este verano azul
cada vez más desteñido. Egos elevados a no entenderse y prefieren soltarte a la
cara “¿Qué parte del no, no has entendido?”. Pero SOMOS LEGIÓN, hordas
bienaventuradas, que no queremos dejarnos arrastrar. Sí, tal vez terminen
involucrándonos, pero no ahora, en este momento.
Y mientras el
ahora sea nuestro, disfrutemos de nuestros placeres, de nuestra gente, de
nuestras ganas de vivir.
1 comentario:
En verano hablamos de tantas cosas que hasta parece que las cosas hablan de nosotros.
Besos de Reina
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