Diario de una novata XIX
15 de febrero, 2016… Es a lo que estamos hoy, ¿no?
Me consumen los silencios forzados, esos que te obligan a
consumir tus nervios en la mudez más
afásica mientras oteas las manillas del reloj como van avanzando y tú quieta,
parada, esperando una señal que te ponga en funcionamiento de nuevo. Mi Sevilla…Gymnopédies
yace placenteramente en el reposo de mi editor. No suena el móvil, el correo
electrónico sin noticias y yo dedicándome a comer como si hoy no tuviera comida
en mi casa, ni mañana, ni pasado ni al mes que viene. Me lo he zampado todo y
¡Ay qué dolor de estómago tengo!, como si dos pavos tuvieran una pelea
gastronómica dentro de mi maltrecho estómago. Para animar a los dos pavos, les
regué bien de Albariño, ¡Ay qué mareos!, la calle se movía, los coches
avanzaban hacia mí y yo me tiraba en plancha. Una risa tonta, una mueca absurda
se apoderó de mi cara y cuando me tumbé en la cama tuve la sensación de un
barco a la deriva en las lindes de mi escritora más beoda que muda.
Hoy me he levantado con un reseco inusitado, con dos pavos
muertos en mi estómago que el intestino no digiere y con la idea clara y
palpable que los editores en fin de semana se quedan en estado de relaxing.
Y entonces, ¿qué voy a hacer yo, a quién voy a dar la vara?
Cocinaré pero, ¿cómo voy a cocinar si solo pensar en comida las arcadas se me
ponen en primera línea de boca? Beber desde luego que no. Ver a mi marido por
triplicado diciéndome, advirtiéndome, que aterrice, que aterrice como pueda
pero que aterrice, no me da la gana. Bueno pues si no como, no bebo, no cocino,
pondré lavadoras ¡Joder, está lloviendo a mares!, no tengo dónde colgar la ropa…
Bien, no pasa nada, me pondré a leer la prensa ¡Ah, de eso nada! ¿Qué quieres,
ponerte de mala leche con Pedro, Mariano y Pablito? Mejor hablaré un rato al
perro ¡Cabrito!, te has ido debajo de la mesa para no verme… Colocaré los
armarios. El orden limpia mi mente ¡Genial! Pero, ¿cuántos bolsos te has
comprado en rebajas? Si no hay días para que te pongas tanto bolso a no ser que
lleves un par de ellos en cada hombro…Anda, coge los tickets y vete a
devolverlos pero, ¿dónde metí los tickets? Que no cunda el pánico. Busca en el
sitio más absurdo, pero es que la resaca y los pavos me tienen obstruida la
mente, no puedo pensar, leñe.
Soy un desastre en versión caótica… ¡Ah, ya sé! Ole, ole y
ole. Me voy a poner a hacer un video casero. La idea no es mía me la comentó mi
prima Mayte. Un video promocional de Sevilla…Gymnopédies. No tengo ni idea cómo
se hace, pero mientras muevo las alas, espanto la resaca y los pavos.
Soy genial, voy a darme un beso ya mismo.
3 comentarios:
Mª Ángeles,
Todos passam por momentos como esses, narrados por você, quando nada se encaixa, a compreensão desaparece, e se perde o rumo. Bela crônica. Parabéns.
Abraços.
Esos momentos en que el mundo va lentísimo y no lo entendemos, verdad?
Llueve a mares... qué envidia.
Besos.
Hay días que todo parece de vuelta y media...pero mejor así, la vida puede ser más divertida. Un fuerte abrazo.
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