lunes, febrero 15, 2016

DIARIO DE UNA NOVATA X

Diario de una novata X
15 de febrero, 2016
Nada nuevo bajo el sol, bueno bajo la nube que amenaza lluvia o nieve, quién sabe. Me he despertado de lunes cuando debería amanecer como cualquier día de la semana. La presión laboral ya no me oprime el corsé y, sin embargo, hoy miro los largos días de una semana que no veo su fin y cuya incertidumbre de no saber qué me deparará se me aglutina en un nudo en el estómago. Tal vez la rutina  de presentir lo que tienes que hacer, cuáles serán tus próximos pasos siempre tranquiliza al ser humano, pero el verbo desconocer te mete en un túnel sin luz, un bucle que te atrofia el movimiento. Sí, debería encenderlo yo, dar sentido a mis horas, pero hay algo que me paraliza. Ni ver películas, ni deleitarme con artículos que tanto me gustan, ni la compañía de los amigos calma la ansiedad, como si en mi pecho no cupiera más aire que el que me permite seguir viviendo y mi cabeza se situara en el limbo, flotando.
He encendido un cigarrillo y he sentido que mis labios temblaban en la oscuridad de la habitación, mientras mis oídos oyen a la gran ciudad que se ha puesto ya en marcha; su ruido es inconfundible: niños gritando o llorando porque no quieren ir al colegio. Los coches aceleran, llegan tarde o un atasco les espera. Escucho la sierra del jardinero dispuesta a cortar el seto y yo sigo con la persiana bajada.
¿Es miedo lo que siento o falta de coraje?, ¿cuál de los dos, o los dos a la vez? Mis dedos tiritan en el teclado, esa pluma que casa palabras, hoy temerosas.
¿Y si comienzo a hacer una lista de prioridades para que mi voluntad se ponga en funcionamiento y mi cabeza se evada del limbo en el que flota? Antes, cuando el miedo agarrotaba mi cabeza y corazón, me ponía a escribir y la angustia se evaporaba, pero ahora no soy capaz ni de asesinar una sola frase, como si todo mi mundo gravitara entorno a mi novela Sevilla…Gymnopédies, y por mucho que me diga a mí misma que eso no puede ser, que no me puedo quemar de esta manera tan absurda, ni mis pensamientos  incinerarse en un compás de espera, ni chamuscar a la gente con mis incertidumbres.
Mi ángel ha levantado la persiana. Me ha mirado moviendo la cabeza, seguro que recriminándome esta actitud mía, pero sin abandonar esa mirada de amor que me dedica cada mañana.
Qué complicados somos a veces, como de un grano de arena hacemos una montaña rocosa, incapaces de treparla. Cómo el pensamiento es capaz de hundirnos o elevarnos al séptimo cielo.

Hoy no pondré el lavavajillas. Fregaré, frotaré cazuelas y sartenes como si me fuera la vida en ello. Esta carga de energía negativa la tengo que aniquilar como sea.

1 comentario:

TORO SALVAJE dijo...

Yo te recomendaría que cuando tengas tiempo y ganas te elabores un horario de actividades y que intentes llenarlo con cosas que te apetezcan y luego que las cumplas aunque no te tengas ganas.

Como si el horario fuera un sargento y tú una recluta.

Besos.