Os he contado más de una vez la
pena gorda que tiene mi señora madre porque su única hija no haya evolucionado
mentalmente y esté, siempre según ella, en la edad fronteriza de de las quince
primaveras. Tanto lo ha repetido, que mis hijos en vez de madre, creen que
tienen a Antoñita la fantástica instalada en sus vidas. No digamos mi marido
mirándome con resignación. Ni me preocupa ni me escandaliza la opinión familiar.
Eso sí, cuando por circunstancias amanecen esos días en que no miro al día con
una sonrisa y pienso qué aventura me depararan las horas siguientes, me
decepciono a mí misma, incluso me enfado y no me hablo.
Hoy justamente no sabía de qué
animo se había levantado Mª Ángeles Belinda pero cuando ha entrado en ese mundo
cotilla de ojo avizor que es Facebook, y he visto una bombilla que me avisaba
del cumpleaños de dos personas, se me ha alegrado el ojillo. Sí, me he puesto
contenta porque son dos amigas que, aunque muy distintas, tienen en común algo
tan importante en la vida para sobrevivir a estos mundo de Dios por los que
peregrinamos cada día que sería estupendo que todos poseyéramos esa cualidad dual:
Alegría de vivir exprimiendo la naranja y el limón con vitalidad y sonrisa. Por
eso hay que felicitar a las personas, un día estupendo puede ser su cumpleaños
para recordarlas que no cambien y que trabajen diariamente esa actitud frente a
la vida. Os advierto que siendo egoístas, los que estamos a su lado, salimos beneficiados
porque, ¿quién no termina contagiándose de ese ánimo/espíritu?
Prefiero cumplir primaveras
aunque las goteras del cuerpo me indiquen que no es propio de mi edad ir
saltando obstáculos con cachaba. Seguro que mis alocadas primaveras me ayudan a
llegar a la meta.
¡Buen fin de semana, amigos!
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