Sin duda es esa luz que amanece sin hacer ruido y que sin embargo despierta
cualquier sueño, la que guía mis manos hacia el teclado para que comience a
hablar cada día, a acortar distancias en busca del contacto personal tan
necesario como esa palabra amable que se escabulle cada vez más de nuestras
bocas, o esa sonrisa de bienvenida que se vende tan cara. Y es que es muy
distinto empezar el día escuchando truculencias, avivando el mal carácter que
se nos pone cuando se incitan las malas vibraciones o, por el contrario, cuando
escuchas “unos buenos días” que relucen más que un sol de verano. Todo esto
conlleva a que encares tus próximas horas de una forma u otra, un ejercicio que
debe ser disciplina según despiertas. Yo me despierto dormida, trampeando con
las puertas u objetos que encuentre al pasar, mi garganta no digiere ni una
palabra y sin embargo mis dedos se pronuncian a testificar una sonrisa (eso no
quiere decir que lo consigan), pero al menos lo intentan.
Hoy, según habría el ordenador, me ha dado la risa al pensar lo tontos que
somos al dejarnos arrastrar por las modas; da igual hombres que mujeres… Que
nos dicen que con un vestido de fiesta lo más de lo más es llevar unas
playeras, vamos y nos las ponemos… Que se llevan las rayas pues entonces
mujeres gruesas y delgadas a la caza de la raya. Pero es que anoche observé el
colmo de la bobada al mirar a hombres, bastante atractivos por cierto, con el
nuevo look de la temporada: cabeza rapada exceptuando la parte superior del
cráneo… De verdad, parecía un campo arado hasta que al tractor se le acabó la
gasolina… ¡Pobres!, quién, demonios, les habrá engañado. Sí, ellos mismos,
conscientes o no, han dado su beneplácito para cometer un crimen en sus
cabezas.
Y es que la moda enriquece a muchos mientras las masas nos dejamos
manipular, olvidando la belleza, arrinconando el juicio y exentos de mala fe
“Si dicen que esto se lleva, sin duda es bueno” y ¡Hala! A convertirnos en
borregos feos(la mayoría, claro, porque hay quien a pesar de ponerse una lechuga
en forma de abanico encima de la cabeza están guapos…, pero os aseguro que el
nuevo look varonil de cabezas con cresta grande o pequeña es feo de narices)
En fin, yo por si las moscas, vigilaré a mis instintos para que no se dejen
arrastrar por la moda marinera y mi cuerpo no se convierta en un trasatlántico
orgulloso paseándose por los mares castellanos.
¡Tened un buen día, chicos!
1 comentario:
Pues igual me apunto al nuevo look! Desde hace unos 25 años me dicen que cortarme la patilla a la altura del lóbulo de la oreja (pinganillo level) es-tá demodé (+ó-) y ya me cansé; donaré mi cuerpo a la moda!
Youtube: Dame más gasolina.
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