martes, mayo 08, 2012

ESPAÑA Y CHOCOLATE


Gabi es un muchacho congoleño residente en España, un sin papeles, me temo. Cada mañana se sienta en una esquina cerca de mi casa con su periódico La Farola. Habla muy poco el español,  pero es curioso que todo o casi todo el vocabulario que sabe de nuestro idioma se ciña a palabras amables aderezadas siempre de una enorme y blanca sonrisa.
Hace un par de meses estando en su trabajo –la esquina- se le acercó un perrillo de raza pequeña tan blanco como la sonrisa de Gabi y con la misma cara de espabilado. El animal se le notaba falto de caricias y  famélico; pronto congeniaron y durante varios días a todo el que pasaba por su trabajo –ya sabéis, su esquina-  le preguntaba si era el dueño del chucho; las respuestas siempre eran negativas. La verdad es que al perro se le veía totalmente integrado en su nueva realidad. Un anciano que pasaba todos los días por el despacho de Gabi –la esquina cerca de mi casa- incluso le llevó un collar y correa de su difunto animal de compañía. Tanto el collar como la correa eran la bandera de España; Gabi se lo agradeció diciéndole “Gracias, facha”. El anciano le respondió “Facha, no. Sólo soy un español orgulloso de su patria”… Así que el perro  que no tenía nombre pasó a llamarse España.
El otro día salió el sol, la temperatura era primaveral y pasé por la oficina de Gabi –la famosa esquina-  y  observé una escena deliciosa: España estaba debajo de una  de las sombrillas de un bar plácidamente tumbado viendo pasar la vida y Gabi recriminándole “España eres un vago,  así no vamos a prosperar. Mírame,  mientras el sol me pone chocolate sigo trabajando”… Y,  efectivamente, El trabajo de Gabi es pintarnos una sonrisa según pasamos por su lado, claro que ver a España al lado de su nuevo amo es una doble sonrisa, todo un placer gratuíto.

4 comentarios:

El Drac dijo...

Es precioso apreciar los momentos alegres de la vida; y pensar que llegará el día en que esos momentos ya no serán más que. sólo recuerdos. de una temporada ida.

Gregorio Omar Vainberg dijo...

Encantador relato.
Un abrazo

América dijo...

Precioso,vamos no le falta nada,tiene su puntito...jajaja...Es un alivio encontrar estos textos dulces,amables,,no me dirás, tu, que esto no arranca una gran sonrisa.
GUAPA...Un abrazo enorme.

PEPE LASALA dijo...

No nos damos cuenta pero... qué poquito hace falta para ser feliz, no hay más que ver a Gaby, que no lo conozco y, con sólo leer este relato me ha hecho sonreir. Gracias MªÁngeles por esta entrada, es preciosa, alegre y desenfadada... como debe de ser la vida. Un fuerte abrazo desde el blog de la Tertulia Cofrade Cruz Arbórea.
http://tertuliacofradecruzarborea.blogspot.com/