Hay un hombre de costra dura y piel de hierro en cuyo interior se hacinan ternuras como flores en primavera. Las oculta para no dejar ver debilidades que le puedan comprometer. Sin embargo, a escondidas abre los poros del espíritu que guarda para ayudar a los demás. Es un hombre de costuras morales pronunciadas que no se amedrenta fácilmente por la ofensiva de otros. Prefiere pasar desapercibido, dice que de esta manera es más libre.
No tiene rostro, tampoco nombre, no hace falta. Escribe palabras en el cielo y luego las lanza en paracaídas para que las recojamos si queremos y nos interesan. Mientras el sigue su camino con pies de plomo y alas de ángel.
6 comentarios:
Estamos en tiempos en que necesitamos lluvias de palabras que nos empapen de esperanzas, precioso tu texto...
Muaks.
Tal vez la vida nos dé tantos golpes que nos obliga a escondernos tras esa máscara de hierro e indiferencia, dejando para la intimidad la dulzura y la sensibilidad.
Besos
La tontuna fenece con los años. Y un día nos damos cuenta de que engrandece mucho más mirar lo que nos circunda que la vanidad de ser vistos. Yo, en muchas ocasiones, quisiera ser invisible...
Un beso y una flor, chavala.
J.
Tu prosa está hecha con el lenguaje de los pájaros del bosque.Gracias por deleitarnos con ella.
:)
Es precioso.
Será que lo miras con buenos ojos.
Besos.
Te reencuentro... ¡Hermoso escrito!
(Volveré).
Un abrazo inmenso
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