EL SUEÑO

Nunca he sido supersticiosa y si alguna vez me han contado algo al respecto me ha hecho gracia, no más.

Sin embargo, hace aproximadamente un mes al despertar tuve una sensación muy grata de un sueño…, aunque no recordaba exactamente en qué había consistido aquel sueño. A los pocos  días ojeando una revista vi un bolso que había visto cientos de veces, pero ese día era distinto. Automáticamente me vino el recuerdo del sueño… Aquel bolso era el centro de mi sueño: veía nítidamente la imagen de cómo yo metía cosas en el bolso y me producía una satisfacción tremenda; recordar el sueño fue una sensación placentera… Y seguí mi vida hasta que otro día en unos grandes almacenes volví a encontrarme cara a cara con el bolso; pregunté por su precio y casi me caigo del susto. Pero comenzó un runrún entorno al bolso: empezaba a recordar más cosas del sueño. Ahora era consciente de que la satisfacción que me producía meter cosas en él, en realidad no eran cosas sino sentimientos. Sí, como os lo cuento. Recordaba que metía a mis hijos, a mi amiga Pilar, a su hijo y, cuando sacaba algo de él, todo lo que salía era bueno.

Llegado a este punto me dije “Muñeca cómprate el dichoso bolso” Claro está que ese dineral no iba a pagar y no hacía más que preguntarme ¿Valdrá una imitación?... Alguno a estas alturas estará pensando que se me ha ido la pinza… Muy descaminados no estáis, pero he contactado con un hombrecillo que vende réplicas muy buenas aunque ese modelo no lo tiene. Pero tal ha sido mi insistencia que el buen hombre ha contactado con otro hombrecillo en Italia y que se lo manda… Aún no tengo en mis manos tan ansiado bolso, eso sí he cerrado el precio con el hombrecillo de España porque veía que me iba a salir más caro que el original.

Cuando lo tenga, meteré en el bolso un pedacito de cada uno de vosotros. Esto es gratis, chicos, y si el sueño es real, mi bolso será casi mejor que el de Mary Poppins… ¡Felices vacaciones mis queridos amigos!