CIELO AZUL

Hoy ha amanecido en Castilla con esos días tan propios de la tierra donde el cielo es tan azul que se nota rápido que miente y, el sol que va al acecho de ese cielo, te hiela la sangre. Ambos se parecen hoy a mi corazón que siente ausencias, y no hace más que preguntarse si en el cielo habrá cumpleaños. Sé que en los cementerios los años caen como losas; allí existen relojes que, como cuentagotas, te van recordando las horas y minutos que tus seres queridos moran entre cipreses y mármoles vestidos de ausencias.


Y yo sigo hoy mirando al cielo tan azul preguntándole si ella está allí y, si es así, mandarla un beso de cumpleaños.

Nunca pensé en la muerte aunque sabía que está ahí y que, de hecho, se ha llevado a mucha gente con la que transcurrió parte de mi vida. Sin embargo, desde que se llevó a mi amiga tan inesperadamente como un ladrón en medio de la noche, sin haber culminado tantos capítulos de su vida, no hago más que pensar en esa maldita muerte que me robó a mi ángel, tan joven, tan bella… Y me pregunto y mi pregunto dónde vas cuando la guadaña corta de tajo tu existencia… ¿Tal ves te reencarnas en una ardilla, en un pájaro, en un mar en calma? Quiero saber a dónde se llevó a mi ángel.

Y, mientras espero respuestas, sigo mirando a ese cielo tan azul que, de azul y soleado, sé de sobra que miente en un veinte de febrero en que mi ángel no sé dónde está aunque mi corazón esté lleno de ella.

¡Feliz cumpleaños, mi Ángel!