El sol es de muchos colores; la luna posee diversas apariencias. Ambos son el día y la noche y, entremedias, el hombre y la mujer; el alba y el ocaso.
Rojo y grana; plata, cobrizo y rubio. Así es el sol cuando juega en mis ojos.
Es tan llena como un huevo, decadente como un atardecer, ascendente como mi ánimo; sin duda, la luna me agranda el corazón.
Cuando observo a ambos me dan ganas de sacar mis instintos al sol y, después, mecerlos en las manos de la luna; los dos son tan necesarios como el viento para el espíritu, la luz que enciende nuestro pensamiento cada día al despertar.
Rojo y grana; plata, cobrizo y rubio. Así es el sol cuando juega en mis ojos.
Es tan llena como un huevo, decadente como un atardecer, ascendente como mi ánimo; sin duda, la luna me agranda el corazón.
Cuando observo a ambos me dan ganas de sacar mis instintos al sol y, después, mecerlos en las manos de la luna; los dos son tan necesarios como el viento para el espíritu, la luz que enciende nuestro pensamiento cada día al despertar.
3 comentarios:
Cada mañana observo el sol y cada noche la luna. Tengo el mismo sentimiento a muchos kilómetros de distancia. Besos
Querida amiga una prosa bella una imagen inspiradora,sol y luna marcan cada día vivido.
Un fuerte abrazo.
Me encanta la nueva "cara"de tu blog.
Sol y luna, tan necesarios para la vida, tan complementarios.
Qué sería de nosotros sin los rayos de sol que calientan nuestros pensamientos, sin un crepúsculo.
Qué sería de nosostros sin la luna que hipnotiza en un noche estrellada.
un abrazo.
Publicar un comentario