No contesté porque no quería robar la seducción de la súplica. “Pero es que yo no sé escribir por encargo“ dije para mí misma; no sé.. Las letras, las palabras, se dejan ver cuando laten sentimientos, cuando tienen algo qué decir por eso no escribo de encargo, no sé.
Sin embargo, esta mañana cuando el tren patinaba sobre el acero, he mirado por la ventana y el paisaje era tan claro, tan azul y verde y marrón en sus cumbres que me he acordado de él.
Por un lado estaba la sierra implada en su arrogancia, serena en su saber, transparente en su estar. Por otro, la tierra yerma, sobria, humilde y enjuta. Campos sin horizontes, extensos amarillos desencapuchados de sobriedad extrema. La huevera del pinar que recluta infancias…
De la sierra al páramo, así es tú, a veces hablas y no te sigo; la cima es demasiado alta. Otras, callas y comprendo el silencio que te envuelve y destila tanta humanidad.
… El tren desliza sus últimos compases. Cierro la libreta; acabo de atrapar unas palabras para ti.
De la sierra al páramo, así es tú, a veces hablas y no te sigo; la cima es demasiado alta. Otras, callas y comprendo el silencio que te envuelve y destila tanta humanidad.
… El tren desliza sus últimos compases. Cierro la libreta; acabo de atrapar unas palabras para ti.
3 comentarios:
Preciosas palabras.
Tú puedes escribir lo que quieras.
Y el resultado siempre es bueno.
Besos.
Qué hermosura de texto... Derrochas delicadeza por cada poro. Qué maravilla.
Besos grandes, amiga.
Muchas gracias por tus palabras.
Gracias
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